Por Andrés Dominichetti Herrera. Psicólogo.
Casi todos los niños experimentan miedos ante ciertas situaciones, lo que es bueno puesto que se trata de un mecanismo normal que los protege de males mayores; sin embargo hay otros niños que sus miedos se presentan con una intensidad elevada interfiriendo en el funcionamiento diario de él y su familia. Uno de estos es la fobia escolar que se caracteriza como una dificultad grave para asistir o permanecer regularmente al colegio debido al miedo excesivo e irracional ante distintas situaciones escolares como, tener que hablar en clase; salir mal en la prueba, temor a que le peguen los otros niños, miedo a las burlas o bulling etc. Los autores hacen un símil entre la fobia escolar y la ansiedad escolar. Frente a este fenómeno, los padres deben estar atentos. La fobia escolar suele comenzar con quejas de los niños como “ los niños me pegan” “el profesor no me hace caso”, “me duele el estómago”, “hoy no quiero ir al colegio” etc. El día lunes o de vuelta de vacaciones suele ser decisivo, no quiere levantarse o vestirse, trata de interrumpir la cadena de conductas que lo llevan al colegio.- Esta fobia afecta el sistema cognitivo ya que el niño elabora y mantiene pensamientos negativos de si mismo y de las situaciones que le toca vivir, afecta su sistema motor ya que tiene tensión muscular elevada, presenta rabietas o conductas evitativas, como no hablar, no jugar, escaparse del colegio, y le afecta el sistema nervioso autónomo, como presentar taquicardias, sudoración, palidez, vómitos, diarreas, trastornos del sueño. entre otras. Es una situación grave que puede escalar hacia algo peor y por lo tanto debe ser atendida precozmente. Hay estudios que indican que puede ser una barrera para el desarrollo de la personalidad en el adulto con incidencia negativa en las relaciones matrimoniales y laborales, por ejemplo.- Frente a estos casos ¿Qué hacer? Por de pronto, se deberá representar la situación a la escuela buscando ayuda en los equipos profesionales del colegio, o buscarla en centros de apoyo psicológico en salud mental. Numerosas investigaciones demuestran la elevada eficacia de someter a estos niños a una terapia de tipo cognitiva conductual apropiada para la situación personal del niño, en la que por cierto debe estar incluido el compromiso y la colaboración de sus padres. La reestructuración cognitiva en relación a los pensamientos erróneos y el modelamiento de nuevas conductas acompañadas de ejercicios y tareas deben involucrar a su entorno familiar. Será importante también, la práctica de mecanismos de relajación que regulen su sistema nervioso autónomo. Todo lo anterior recomienda, eso si, un diagnóstico profesional que descarte otras patologías asociadas.