Por @rodrigosolo
Las fotos son un mundo… dice un cuentista argentino de quien escucho audiolibros en la ducha. (Sí, díganme “gil” y transformar tan sagrado momento en un audio que se distorsiona con las gotas salpicando el suelo.)
Basta tener un sofá, apagar la radio, la tele, poner en silencio el móvil y recorrer cada recuerdo. Porque la foto es importante por eso, por capturar el recuerdo, el momento, de quién teníamos al lado o en qué parte de nuestra historia estábamos.
El otro día mi mami, que tiene más de ochenta, me pasó una foto (adjunto para dar fidelidad a este relato). De ese momento no me acuerdo, pero sí de otros, con mis hermanos, un paseo de curso, un atardecer, mis hijos en mis brazos, surfeando, mis perros, mis amores.
La vida son las fotos, ésas que quedan después. Nuestra historia queda en algún álbum. Lo motivante de todo es que alguien nos descubrirá escondidos por ahí, alguien tendrá la curiosidad de saber quiénes están en la foto, quiénes vinieron antes de mí.
Las fotos sirven para que nos redescubran cuando ya no estemos.
Hoy me sacaré una fotografía.
Mantengo las mismas piernas.