Por Dr. Denis Panozo V.
Nuestro hígado es un órgano muy necesario e importante, tiene muchas funciones que van en beneficio de la buena actividad de nuestro organismo. Ubicado en el lado derecho del abdomen, bajo del diafragma, es el órgano más grande y pesado de nuestro cuerpo. Es una verdadera fábrica, es decir, sintetiza muchas proteínas, hormonas, factores de coagulación y la bilis, (sustancia que facilita nuestra digestión de los alimentos a nivel intestinal), etc.
Esta fábrica múltiple que silenciosamente nos proteje, tiene una gran capacidad de reserva, es así que podemos donar la mitad de este órgano y podemos seguir viviendo sin problemas.
Hay sustancias como el alcohol y los alimentos grasos y ricos en trigliceridos que al comer día tras día van a provocar alteraración a las células hepáticas, induciendo que estas comiencen a retener entre ellas estas nocivas sustancias, que alteran su tejido en forma lenta, pero permanentemente su buen funcionamiento. Nuestro hígado frente a esta agresión comienza aumentar de tamaño, peso y de color.
Este cambio al comienzo no transciende, es decir, no provoca molestias ni altera el funcionamiento del hígado, es a esta altura que se le llama clínicamente hígado graso, a esta altura no hay que ser pesimista, pero si se continúa aumentando la retención grasa se va alterar la función hepática, porque este cúmulo provoca una necrosis de las células hepáticas, es decir, una fibrosis (endurecer) y muerte de ellas y comienza lo que conocemos como cirrosis hepática, que lentamente va liquidando la función de este noble y maravilloso órgano, y comienzan los síntomas clínicos que va llevar a la falla de otros órganos y tejidos y nuestra calidad de vida comienza a deteriorarse, hasta llegar al colapso total, llevando al término de nuestra vida.
Por lo cual frente este diagnóstico tenemos que cambiar nuestra forma de comer y terminar con el sedentarismo, en resumen, eliminar o la menos disminuir las comidas grasas y además, debemos eliminar los excesos de alcohol. Tenemos que acabar con nuestros rollitos, la panza, para lograrlo debemos tratar de caminar todos los días unos veinte minutos a lo menos después de cada comida, en resumen bajar de peso, de esta manera vamos a cooperar a finalizar con la trasformación del hígado graso simple en la mortal enfermedad terminal, la cirrosis hepática.