EL RIO.– Pródigas nieves del monte Juncal deslízanse continuamente por sus laderas y se unen en riachuelos torrentosos. De su flanco norte, en las inmediaciones de la Laguna del Inca, desciende por un brazo profundo, en rápidas pendientes -como la furia del gigante andino desencadenada- el veloz Juncal o Juncalillo, vertiente principal del río. Aquí, el valle apenas está separado por unos cuantos metros, omo en el caso del lugarejo que recuerda una heroica leyenda con el nombre de «Salto del Soldado»; al fondo, el agua ruge amenazadora, Diríase que la naturaleza, amiga de los contrastes, se encaprichó en dejar bajo los seis mil metros y los pequeños vestisqueros del nevado macizo, los hondos cuchillos de sus cauces.
Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes
Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel