Tomado del libro de Héctor Miranda A. (Libre adaptación)
LA VILLA DE LOS ANDES DESPUES DEL DESASTRE DE RANCAGUA.- En ese oficio anunciaba la junta que su plan consistía en internarse en la cordillera con las fuerzas de que podía disponer, tomar allí una posición ventajosa, y mantenerse firme hasta que llegasen los socorros que pedía. «Allí somos fuertes por la naturaleza, agregaba, por nuestras circunstancias y por la debilidad misma del invasor, que no se atreve ni puede perseguirnos. Aún no avanza de Santiago ni ha podido reunirse en orden de marcha. Sólo falta que nos venga al efecto la generosa protección de V.E. y que así se coronen de gloria y de nombre eterno sus obras e intenciones, y a Chile le llegue la ocasión de poder corresponder». Esta comunicación -continúa el señor Barros Arana- que salió de Santa Rosa en la madrugada del 8 de octubre, llegó a Mendoza en la tarde del 11, cuando hacía dos días que habían entrado en esa ciudad los primeros emigrantes que iban de Chile, y entre ellos, el doctor Paso, representante del gobierno de Buenos Aires, Camilo Henríquez y otros personajes de su posición.