Tomado del libro de Héctor Miranda A. (Libre adaptación)
LA VILLA DE LOS ANDES DESPUES DEL DESASTRE DE RANCAGUA.– En Los Andes, Blanco Encalada tuvo que afrontar el tratamiento humillante del vencedor de Rancagua. Sus insignias militares le fueron arrancadas, fue sometido a un consejo de guerra que lo condenó a prisión en Juan Fernández; poco antes había estado a punto de ser condenado a muerte. A mediados de octubre, era llevado desde la villa al puerto de Valparaíso, desde donde debía ser embarcado a la lejana isla que le habían asignado como lugar de confinamiento.
Mientras estos hechos lamentables ocurrían a quienes todo lo habían entregado por la libertad de Chile, el jefe realista hacía celebrar, con pomposas fiestas, el triunfo de sus armas. Santa Rosa de Los Andes no fue la excepción a las órdenes que para el efecto impartió el nuevo gobierno colonial. Fuegos artificiales, música callejera y misa de gracias, formaron parte del programa con que los vecinos debieron presenciar la restauración del poder hispano, hecha a costa de tanta sangre y dolores de los patriotas chilenos.