Tomado del libro de Héctor Miranda A. (Libre adaptación)
MISIONES MILITARES DE LA PATRIA VIEJA EN LOS ANDES.– El señor Alvarez Jonte viene a visitar a los hombres que comanda con los jefes y también con los modestos miembros de la tropa. Todos dejan en él excelente impresión; los oficiales son serenos y entusiastas; entre los soldados, se advierten fornidos rasgos físicos de los aguerridos araucanos. El interés que demuestran unos y otros es tal, que algunos le manifiestan su deseo de radicarse en Buenos Aires si el gobierno de la ciudad se los permite. El diplomático está optimista y se dedica a dar al comandante algunos consejos que estima de interés.
Le advierte, por ejemplo, que la marcha debe hacerse en grupos de cien hombres, para que no haya escasez de alojamiento, y resuelve, de acuerdo con él, que los dragones (que son cien) marchen primero, y les sigan después los grupos de infantes, en número de cien cada uno. El auxilio alcanza, pués, a trescientos individuos, todos traíos desde Concepción.
