Tomado del libro de Bernardo Cruz A. (Libre adaptación)
EL PRESBITERO JOAQUIN LARRAIN Y SALAS.- «La villa de Santa Rosa es así llamada a causa de Santa Rosa de Lima, que es su protectora, y a quien está dedicada la iglesia parroquial.
El clima es bastante templado y el aire puro y balsámico. Nosotros nos entretuvimos en aquel agradable sitio todo el día dos de marzo a fin de descansar de las fatigas de la cordillera, en casa del señor cura Meneses. Este óptimo presbítero, después de haber ejercitado por varios años la carrera de abogado y desempeñado con mérito diversos cargos diplomáticos, habiendo perdido a su esposa, resolvió hacerse sacerdote.»
«Nos quedamos en Colina monseñor, Mastai y yo. El señor Cienfuegos nos obligó a permanecer allí tres días… porque en Santiago no estaban todavía dispuestos a recibirnos con pompa y entrada solemne.