Tomado del libro de Bernardo Cruz A. (Libre adaptación)
LA SOMBRA SINIESTRA DE VIDAURRE RECORRE ACONCAGUA.- Después del almuerzo, Portales salió de nuevo a la plaza. Hacía un sol tibio, amarillento. Los soldados maniobraban mal. Sus oficiales parecían nerviosos, reticentes. Serían como las tres de la tarde. Las cornetas tocaban en forma extraña. Las compañías se fueron cerrando en torno del Ministro. El coronel Vidaurre, desenvainó la espada. Una voz siniestra y fusiles rectos amenazadores, apuntaron.
– Señor Ministro, dése usted preso. Así lo exigen los intereses de la República.
El motín está consumado.
Noche siniestra. Conciliábulos. Galopes. Batallones en marcha. Amanece. Un birlocho sale de Quillota. Va en él, con grillos y envuelto en su negra capa, el que ayer fuera árbitro de los destinos de Chile.