Tomado del libro de Bernardo Cruz A. (Libre adaptación)
LA ESPADA Y EL SILABARIO (DEL 6 DE JUNIO 1837 A NOVIEMBRE 1850.- El cadáver del ministro mártir, destrozado por seis balas y 35 heridas a bayoneta, ganó después de muerto, como Cid, la mayor de las victorias: al paso del birlocho, de los crespones fúnebres, de las flores y banderas que cubrían sus despedazados restos, la cohesión de Chile en torno a la ley y la repulsa por las asonadas cuarteleras adquirió forma viva. Operante, arraigada en el corazón y en la mente de los pueblos.
La guera contra el Mariscal, presunto instigador del crimen, tomó un carácter nacional. No es fórmula oratoria decir que la espada de Bulnes rasgó la Confederación, a la sombra de Portales. Sin Florín y Vidaurre no fuera posible la victoria de Yungay.