Tomado del libro de Bernardo Cruz A. (Libre adaptación)
COMENZABA A NACER ACONCAGUA.– Los galeones habían traído ya plantas de duraznos, cerezos, perales y almendros. Se formaban así los primeros huertos y quintas «con un poco de todo». Los indios, entre tanto, como en toda América, sufrían el látigo del mayoral y la faena de sol a sol, lo que les hacía añorar las antigua vagancia o, por lo menos, la dominación suave y benigna del Curaca y los mitimaes. Sin embargo no todo era penuria: ahora saboreaban los primeros mostos de uvas, el aguardiente de orujos y el deleitoso tocino, que no conocieron sus antepasados.