Tomado del libro de Bernardo Cruz A. (Libre adaptación)
COMENZABA A NACER ACONCAGUA.– Este capítulo pudiera titularse: «Desde Alonso de Rivera a don José de Manso» ya que es mera prolongación de La Colonia, inmóvil, soñolienta. En Aconcagua apenas si se registra algún acontecimiento de nota. En efecto, las guerras de Arauco con alternativas de parlamentos y armisticios, de ofensiva y defensa. La rebelión y el apaciguamiento jalonan estos lustros. Es así como en Aconcagua La Colonia se arremansa, no sucede nada; no hay efeméride alguna que ponga una exclamación interesante. Sigue el gran río de Chile pasando suave, cristalino y fecundo. Crecen a su vera los trigos y maizales. Invaden los faldeos la viña y el olivo; se incrementan los rebaños y el tráfico de mulas; ya galopan los caballos por los ya ensanchados caminos. Los solares y caseríos se multiplican.