Tomado del libro de Bernardo Cruz A. (Libre adaptación)
EL CORREGIMIENTO DE ACONCAGUA.- Una muchedumbre de criollos, mulatos, indios y negrillos se amontonaba ante los paredones de la iglesia. Los reverendos padres Franciscanos dirigían la recepción, que fue sonora y luminosa: cajas y tambores, pífanos, cornetas. Fulguraba el templo de hachones, lámparas y cirios, estallaban los petardos y, encima, en el cielo que atardecía, se desalaba el repique de las campanas.
El corregimiento de Aconcagua está de fiesta. La noticia había corrido. En varias leguas a la redonda se han removido arcones y bargueños, sacudido capas, ferrerruelos y chambergos, fregado con geranio y hierba plata, medallas, hebillas y espadines; enjaezado los más briosos caballos y atusado mulas y borricos, conforme los haberes y alcances del vecindario.