Por: Lucho Muñoz “Alakràn”
Hola, te cuento….yo soy un ángel del cielo de los perritos y te quiero contar que pasó con ese perro tan regalón, después que lo fueron a botar y lo abandonaron a su suerte y lo peor sin ningún cargo de conciencia. Seguramente en tu familia lo conversaron y estuvieron muy de acuerdo que la mejor solución era deshacerse de él y sencillamente tirarlo como una basura.
Fíjate que él, parece que no lo entendió así, porque estuvo por muchos días en el mismo lugar, creyendo que en cada vehículo que se acercaba, venía alguien a buscarlo. Se puso muy flaco y cuando ya lo venció el hambre y la sed, empezó a recorrer distintos lugares bebiendo y comiendo cualquier porquería que encontraba.
Anduvo por muchas partes y se encondía debajo de los vehículos estacionados, con mucho miedo. Porque otros perros callejeros le pegaron hartas veces y también recibió palos, pedradas y patadas de transeúntes y niños maldadosos.
Andaba cojito, porque lo atropelló un auto cuando, en una ocasión, arrancaba para protegerse . Llegó a tener muchas garrapatas y un ojito hinchado e infectado, al parecer recibió un golpe con una piedra.
Lo vi muchas veces vomitando, seguro por la infección que tenía en su guatita, al comer cualquier cosa y tomar aguas sucias.
Al final era puro cuero, huesos, cicatrices y apenas podía moverse. Lo fuí a buscar cuando al fin murió, tenía igual como una carita de resignación. Se vino después de tantos sufrimientos, quizá nunca entendió por qué, después de ser tan regalón, especialmente de tu hijo menor, tuvieron corazón de botarlo.
¿Te acuerdas cuando jugaba con tus niños…? Te acuerdas cuando llegabas a tu casa y el te salía a encontrar tan contento. No me cabe duda que desde aquí, el cielo de los perritos, seguirá pendiente de ti y de tus niños, porque debes saber que los perritos son seres muy nobles y solo conocen el amor, el perdón, ellos no saben de orgullo ni rencor. Y si de repente tienes un tiempo de mirar hacia el cielo, dentro de tus humanas y grandes preocupaciones, lo podrás ver en una nube moviéndote la colita y diciéndote los recordaré por siempre y los quiero mucho a todos. Por último te cuento que con todos esos animalitos que han llegado por aquí está el querido hermano Francisco, San Francisco de Assis, entregándoles mucho, mucho amor, ese amor que a tantos de ellos se les negó en la tierra.
Eso sería todo, buena vida y hasta chao.
