Por: Franco Contreras
De cuando en cuando, nuestra capacidad de asombro es desafiada por noticias que inicialmente irrumpen en nuestra rutina como un gran movimiento telúrico, removiendo nuestra estructura social y conciencia, lo que luego es explotado por los mas media, que si bien hacen su trabajo, tienen un sesgo no despreciable, tanto por línea editorial, que en Chile obedece a un oligopolio que en ocasiones se comporta como monopolio, además del rating.
La noticia comienza en horario estelar, aunque en la ultima década esta tiene su debut en redes sociales al estilo primavera árabe, con “fake news” que están dejando estragos en la opinión publica, generando toda clase de efectos secundarios, llegando a ser noticia por tener “likes”, “retweets” y “posts”, para luego dar paso al reportaje a fondo en el noticiero de las 21 hrs, incluso dando espacio en estos a los mas vistos en youtube. El tema se retoma a uuultima hora en las noticias o comentarios de media noche, la mañana siguiente el matinal tendrá el caso en pauta y los panelistas con rostros desencajados, discursos morales y posiciones encontradas conversarán como en una reunión de amigos de 5 hrs de duración, con intermedios comerciales. Al menos el dueño(a) de casa tiene la oportunidad de conocer otros acontecimientos que no sean la búsqueda incansable del perrito desaparecido, un miembro mas de la familia o el equilibrio entre la cebolla y el pino en una empanada. Luego repasamos el tema en las noticias de la tarde, para dar paso a nuevos antecedentes a las 21 hrs, en un loop durante una semana, hasta que el matinal comienza a matizar con reportajes acerca de duendes violadores en África.
En toda esta vorágine de voces y relatos de expertos y opinólogos (as), el delito se diluye entre dichos que permiten continuidad de transmisiones y mantener programas al aire, pero consciente o inconscientemente generando externalidades negativas que significan complejizar la discusión y perder de vista el problema real o inmediato en la polémica.
En resumen: Margarita fue asesinada a palos camino a su trabajo, los asesinos dibujan sonrisas en sus rostros mientras huyen con el arma homicida, nosotros nos indignamos, carabineros los detiene, el juez los formaliza y gendarmería los custodia, hasta que la ley “canera” violenta los derechos de los culpables en nuestra sociedad, resultando un gendarme imputado. Entonces el debate gira en torno a derechos y justicia, hasta que el lenguaje beligerante daña sensibilidades, con una reacción posterior que compromete la libertad de expresión. No obstante los derechos humanos de la occisa, mueren con ella.
