Por: Macarena Norambuena, Académica Escuela de Psicología Universidad Andrés Bello Viña del Mar.
Jugar en los parques y plazas trae innumerables beneficios para los niños y niñas, ya que se incentiva el proceso de exploración de nuevos lugares, el compartir con los pares y aumenta la estimulación infantil. Por ejemplo, hay mucha estimulación sensorial al jugar con arena, tierra y pasto, también al columpiarse, tirarse del resbalin, balancearse o trepar. Ayuda también a tener mejor noción del barrio y de los vecinos que suelen visitar la misma plaza, junto con otorgar un lugar nuevo de pertenencia. También contribuye, por ejemplo, a superar la frustración de tener que esperar un turno y de a veces no tener el juego que se quiere por encontrarse ocupado. El parque o la plaza, son lugares de diversión y esparcimiento donde conviven personas de diferentes edades. También la actividad física es fundamental para un buen desarrollo de la infancia. Sin embargo, es de suma importancia acompañar a los niños en estos juegos. Los padres deben tener presente que este es un momento importante donde la relación vincular con ellos o con sus cuidadores se puede afiatar aún más. No sirven los beneficios del parque en un niño que se sienta depositado en el lugar sin tener la opción de pedir ayuda, sin la opción de compartir o simplemente con la necesidad de ser observado. En este sentido, el parque, bien utilizado constituye una experiencia sostenedora y eso lo convierte en un panorama indispensable en la vida de los niños y niñas.