Las manos del personal de salud es el principal vehículo de transmisión por eso son muy importantes los protocolos de atención y el lavado de manos.
Los hospitales no son inocuos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 1 millón de personas contraen algún tipo de infección mientras están internados en algún centro asistencial. En Chile, se estima que la incidencia es de 70 mil al año, con un costo para el sector salud de US$ 70 millones.
Ante esta situación, la OMS lanzó este año una campaña para prevenir brotes asociados a las Infecciones Asociadas a la Atención en Salud (IAAS), dirigida a los profesionales y equipos médicos y cuyo mensaje central es el correcto lavado de manos. Esto, debido a que el 61% de los trabajadores de salud a nivel mundial no realiza una higiene adecuada.
“Uno de los efectos adversos más frecuentes de la atención en salud que aumentan la mortalidad, los costos y la calidad de vida de los pacientes, afectando entre 7 y 10 por ciento de los hospitalizados. Lo más importante de esta realidad es que son situaciones prevenibles con medidas eficaces, para lo que la legislación establece protocolos confiables y prácticos”, indicó Pola Brenner, enfermera epidemióloga y magíster en control de infecciones, quien participó en el Coloquio Calidad y Control de Infecciones organizado por IPSUSS en Concepción.
Sobre este tema, la académica de la de la Facultad de Enfermería de la Universidad San Sebastián, Bárbara Yañez, señaló que “las manos del personal de salud es el principal vehículo de transmisión de microorganismos. Las manos se colonizan con microorganismos de los pacientes, que aumentan significativamente en ausencia de higiene y contaminación de superficies”.
LOS AGENTES MÁS PELIGROSOS
Las IAAS son contraídas fundamentalmente en unidades críticas, por pacientes con mayor vulnerabilidad por causa de edad avanzada, enfermedad subyacente grave, por uso de antibióticos o alimentación por sonda.
Yañez explica que cada microorganismo puede sobrevivir en ambientes determinados; algunos en superficies y ropa del personal, en ambientes húmedos o permanecer viables en el aire. El reservorio de microorganismos son los pacientes con infecciones o colonización, así como el personal de salud (manos), las visitas (más raramente) y los objetos inanimados y el aire o ambiente. También es una fuente frecuente la flora microbiana endógena del propio paciente.
Los agentes patógenos más comunes y algunos responsables de los brotes que se registran en los centros asistenciales del país son: E. coli, C difficile, virus respiratorios, Salmonella spp, Chlamydia pneumoniae, Legionella y virus gastrointestinales. Además, el aumento de microorganismos multirresistentes como Staphylococcus aureus (SARM), enterococcus (VRE), Acinetobacter baumanii, (ABRIM), Pseudomonas aeruginosa y enterobacterias productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) han incrementado la prevalencia de colonización y de infección en los pacientes ingresados, y por tanto la incidencia de brotes.
En caso que un paciente se haya contagiado con algunos de estos agentes infecciosos, la enfermera explica que “para toda atención directa con paciente se debe utilizar precauciones estándar cuyos componentes son la higiene de manos, utilización de elementos de protección personal, entre otros. Cuando existe sospecha o se documente que un paciente tenga una infección por un patógeno altamente transmisible o de importancia epidemiológica se adhieren otras medidas en conjunto con los estándares, esto va a depender del mecanismo de transmisión”.
Yañez enfatiza que en nuestro país se ha avanzado mucho en materia de vigilancia epidemiológica y a través de los comités y programas de control de infecciones asociadas a la atención de salud. “El tema está muy empoderado y activo en los diferentes centros de salud del país, se ha hecho un gran esfuerzo por fortalecer la supervisión, establecer directrices técnicas, capacitación, articulación en la red asistencial y evaluación de indicadores. Es relevante crear estrategias innovadoras y multimodales para asegurar una óptima calidad de la atención”
De hecho, más del 94% de un total de 174 hospitales adscritos a este programa del Ministerio de Salud declara tener medidas implementadas para controlar las IAAS, pero aún no es suficiente. En diciembre del año pasado la cartera de salud emitió una nueva norma “Definiciones y Criterios de Notificación de Infecciones Asociadas a la Atención de Salud”, con el fin de aunar los criterios aplicados por las distintas instituciones.
Al respecto Brenner estableció que los componentes básicos de los programas efectivos de IAAS tienen normas que se deben cumplir al ciento por ciento; mecanismos de vigilancia, estrategias multimodales de monitoreo y evaluación y, por supuesto, capacitación de los equipos de salud. “Hoy, sólo con buena voluntad, es imposible prevenir las infecciones. Las capacitaciones además se hacen necesarias porque este escenario es móvil, cambia con los tiempos”, manifestó la enfermera, quien agregó que “la multiresistencia es un flagelo que no tenemos claro a dónde puede llegar. Es un tema que llegó para quedarse y que debemos abordar”.
Dentro de las estrategias planteadas en la guerra contra las IAAS, Pola Brenner identificó la educación al respecto, no invisibilizar el tema, fortalecer la investigación y racionalizar el uso de antibióticos, entre otros.