Por: Luis Aravena Rodríguez, Miembro de Número Instituto O’Higginiano de Chile
Cuando don Bartolomé Mitre opinaba que, el paso de la Cordillera por el Ejército Libertador de los Andes comandado por José de San Martín, compite en la travesía de los Alpes con Aníbal y Napoleón, no está manifestando una exageración. Sin lugar a dudas, que esa incursión genera un punto de inflexión en el proceso emancipador.
La Batalla de Chacabuco es hito trascendente. La proeza del cruce de los Andes convenció a Europa y al mundo que la Revolución Americana no era obra de una montonera insurgente ni afán de caudillos improvisados. Impulsa la extensa jornada libertadora comenzada con las Juntas de Gobierno de 1810: -25 de mayo y 18 de septiembre- en Argentina y Chile. Chacabuco se concibe en Mendoza, luego de ponerse de pié de las cenizas abandonadas en Rancagua.
En el exilio, cargaban en sus conciencias reivindicacionistas la frustración recurrente, que caracterizaba el fracaso de la derrota y la pérdida de vidas militares y civiles. Entre quienes resuelven continuar la brega destaca un grupo de oficiales distinguidos en las campañas de la Patria Vieja. La figura de mayor relieve es O’Higgins.
San Martín, a la sazón Gobernador-Intendente de Cuyo, coincide con el proyecto chileno y brinda asesoría estratégica y apoyo logístico al plan. Consolida una potente fuerza militar para liberar a Chile en el contexto de una mirada visionaria suramericana.
El diseño táctico militar del enfrentamiento de fuerzas, estuvo a cargo del generalísimo San Martin, quién con dedicación y muchas horas de desvelo, elabora la estrategia para enfrentar a las fuerzas realistas comandadas por el brigadier Maroto.
A mediodía, comienzan aquel 12 de febrero de 1817 las escaramuzas. Se combate con heroísmo. Finaliza la confrontación con la victoria del ejército patriota. Chacabuco funde el genio estratégico de San Martín junto al temple espartano y resiliente de O’Higgins, sellando en esa batalla el destino del Cono Sur. Se puede decir, sin pecar de arrogancia, que esta gesta, es la madre de todas las batallas dentro del escenario independentista de América.