Por: Franco Contreras
Hace unos días conversábamos con algunos amigos(as) respecto de las IOT (Internet of things) o internet de las cosas, y una ágil amiga entre risas y sarcasmo detecta la rima, en el calificativo “idiotez”, que podría describir en parte esta nueva tendencia.
La aplicación de esta tecnología significa un avance desde la perspectiva de la administración, ya que permitirá a las compañías mejorar el control de sus activos, trazabilidad y gestión, propendiendo a la optimización y disminución de su huella de carbono. En la vida cotidiana, el refrigerador nos indicara si falta algo en el congelador y nuestra cama apagará las luces cuando nos quedemos dormidos.
Solo hay algunos “detallitos” a considerar, entre ellos la infraestructura, dado la gran cantidad de datos que viajaran constantemente. Desconozco si Chile cuenta con la capacidad, aunque nuestro cableado y redes inalámbricas son bastante avanzadas en Latinoamérica. Por otro lado la seguridad está comprometida, ya que si existe Wikileaks y Snowden, ¿que te hace pensar que tus datos estarán seguros?, además del oligopolio adherido, compuesto por empresas con capacidad instalada world wide (Google, Cisco, Amazon, Alibaba y otras pocas). Aquí surge la ambigüedad respecto de la propiedad de los datos y peor aun, la propiedad de los bienes, considerando los casos de Monsanto y John Deere, en cuanto a semillas y software de maquinaria respectivamente, coartando la libre competencia y generando clientes cautivos.
Me gusta que el comercio sepa lo que quiero, pero existe un limite. Poner un sensor en el papel higiénico o el inodoro, capturando datos de la cantidad de agua desplazada o metros de papel utilizado, para inferir la frecuencia con que defeco o la composición de mis heces, me parece enfermizo. Hoy se publicita el “Smarttress” que le indicará si su esposo(a) lo engaña, enviando un alerta a su celular en caso de detectar un uso indebido de su “king”, configurando un producto perfecto para celópatas.
Como asesoría gratuita a los que ingresen al negocio de las IOT en Chile, les puedo comentar que construir casas “inteligentes”, agregará los sensores a las “mermas” tradicionales en una construcción. Pero para no ser aguafiestas, les sugiero orientar el negocio a los servicios públicos como hospitales, calles y/o carreteras, aunque en esta ultima deberán enfrentar un gigante anclado en el siglo XX, por lo que les sugiero orientar la gestión a los municipios.
Finalmente, se convierte en una declaración de principios afirmar que hay información que sencillamente no es para ser compartida en una nube administrada por nadie, ya sean empresas privadas o el estado.