Por: Miqueas Salinas Robles
El fin de semana próximo nos enfrentaremos nuevamente a la posibilidad de ejercer uno de nuestros derechos más preciado como ciudadanos: el derecho a votar.
Sin embargo, bien es sabido que la participación electoral de la juventud ha declinado fuerte y progresivamente con el pasar de las décadas, constituyendo un escenario de la que todos somos conscientes.
Dentro de los factores que originan la escasa participación de los jóvenes en política encontramos la escasa valoración a la política en la vida cotidiana de los jóvenes, la falta de cultura cívica de éstos, y el desconocimiento de nuestro sistema político, lo que conlleva a una verdadera desafectación juvenil hacia la política. Basta revisar la encuesta realizada en el año 2012 por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), a un determinado grupo de jóvenes, quienes consultados sobre su participación política e intención de votos en los comicios municipales del año 2012, se pudo obtener como resultado que el 49% de éstos les importó poco o nada quien ganase los comicios de alcalde en su comuna.
La pregunta que surge es: ¿Qué podemos hacer frente a ellos?
Por un lado, el Estado debe necesariamente mejorar la educación cívica que se otorga a los jóvenes, y con eso, no me refiero solamente a instaurar nuevamente el ramo de educación cívica en nuestros establecimientos educacionales, dentro del currículum escolar; sino que debe ir aparejado a la creación de espacios para platicar sobre convivencia social, derechos y deberes ciudadanos, de manera que los jóvenes reconozcamos la importancia que podemos adquirir en el escenario político actual.
Por nuestro lado, en un plano doméstico, dentro del hogar y en nuestras relaciones con nuestros pares, debemos generar instancias de debate y diálogo entorno a los temas políticos de relevancia. Démonos el tiempo de revisar las propuestas y ejes programáticos de cada uno de los candidatos presidenciales, de manera que nuestra decisión o voto se concierna a nuestros ideales a futuro para nuestro país. Dejemos un rato de lado el reality de turno o el programa de moda en la televisión, para avocarnos a los debates políticos radiales o televisivos que afloran en fechas cercanas a elecciones. Recordemos que los cambios sociales no solo se construyen a través de marchas o movilizaciones, también se hacen por medio del voto, como una herramienta legítima del ejercicio democrático, y como el medio efectivo para influir en la política.
En definitiva, recuperemos nuestra posición social en el marco político, y marquemos una diferencia de aquí en adelante.