Por: Dr. Denis Panozo
Es increíble desde que nacemos tenemos que desarrollarla y cada día fortalecerla, es un sentimiento que siempre está con nosotros.
LA ACEPTACIÓN nos permite sobrevivir y poder seguir adelante con nuestros sueños, la falta de ella puede estar en todo y en cualquier momento y lugar. Desde las cosas más sencillas y lógicas, hasta los problemas y encrucijadas más graves.
LA ACEPTACIÓN hoy lo veo como un músculo que tiene que fortalecerse día a día, para poder estar fuertes y en condiciones de soportar y lidiar de la mejor manera con las diferentes vivencias y situaciones que nos toquen vivir. Piensen si uno no es capaz de aceptar el calor y el frío, de una manera amorosa y agradecida por tener la fortuna de sentirlo, que se puede esperar si tenemos una situación verdaderamente confusa, no sabremos como aceptarla y nos derrumbaremos en pedazos, así de simple, es la falta de aceptación y mientras no logremos ver y decidamos seguir tapándonos con diferentes mentiras o máscaras nuestra falta de aceptación ante cual o tal circunstancia, será imposible dar un paso hacia su real y definitiva solución Esta incapacidad nuestra de aceptar nuestros defectos y debilidades nos perseguirán hasta que logremos verlos, hay que persistir y resistir.
No es como no puedo dejar de fumar, es porque fumo.
No es porque estoy con una pareja celosa, es porque no genero confianza.
No es porque tengo esta enfermedad, es porque dejé que una emoción me llevara a este estado.
No es porque necesito un trabajo distinto, es porque no lo elegí de acuerdo a mis verdaderas capacidades.
No es porque mi hijo está tan grosero, es como le estoy enseñando el mundo.
No es porque estoy tan gordo, es ver qué sentimiento estoy sustituyendo con comida.
No es porque todo el mundo me hace enojar, es que la carencia se dispara en mi cuando alguien no actúa como yo espero.
No es porque nadie me comprende, es desde qué perspectiva observo la vida.
Al aceptarnos a nosotros mismos, vivir de corazón la autoaceptación, es aceptar el mundo como es, como viene, integrarlo, asentirlo… y no es resignación, no es conformismo, es darme cuenta que hay cosas que no puedo cambiar, pero si puedo cambiar mi forma de verlo, de interactuar con ello.
Aceptar es ver, aceptar es darme cuenta, y a partir de ahí entonces tomar un rumbo en cualquier sentido, quedarme donde estoy o moverme, pero con la responsabilidad de lo que estoy decidiendo, no desde la ceguera.
Dicen que no hay peor ciego que no quiere ver, pero es peor el ciego que logró ver, y no le gusto lo que vio y cerró sus ojos, esperando que esa realidad desaparezca por sí sola.
La aceptación, la consciente aceptación, te lleva a pedir ayuda, te lleva a buscar respuestas, te lleva a querer salir de ese estado de insatisfacción, de dolor, de sufrimiento, de incomodidad, de sentirse incompleto.
Debes permitirte lograr una fortaleza para dar ese primer paso, ese que no sé, si te llevará a donde quieres, pero si te moverá de donde estás.