Por: Rodrigo Larraín Contador, Académico Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Central
Las lenguas clásicas forman parte de las humanidades (las que de manera casi discreta en universidades, que en la mejor y más verdadera tradición académica, insisten en enseñarlas). Pero revestirse de un aura humanista, sobre todo usando los giros lingüísticas de las lenguas clásicas: pero la mayor prueba de la falsedad que pueden tener tales conductas es el impropio uso de las lenguas clásicas para intentar decir algo en serio.
Veamos dos ejemplos. Primero está el grado académico de magister. Se escribe en latín y se lo pronuncia mal (majíster y no mayíster). Si no se quiere pronunciarlo correctamente, mejor sería llamarlo maestría, tal como se hace en muchas partes. El horror español llama máster, con tilde y acento, a nuestro magister. No es un modelo a seguir, primero porque es un barbarismo y, segundo, porque esos másteres son más bien habilitaciones para trabajar, es decir, títulos antes que posgrados. Respecto de este grado académico existe algo que es curioso, en un contexto de alza de las demandas simbólicas feministas, por ejemplo feminizando palabras que son de género epiceno, cual es el caso de ‘presidenta’, que no se reivindique que ese grado académico se puede decir en femenino, ‘magistra’.
No es el único problema que tenemos los chilenos con la pronunciación de la ‘gue’ (y es gue y no je, como los franquistas han sostenido en su afán de confundir el español, idioma que no existe, con el castellano). Recuérdese que la gente dice “cónyugue” y no cónyuge y va al “juzjado” y no al juzgado, lo que ilustra lo antes dicho.
Pero donde de los clasicistas se caen es cuando dictan cursos de ‘pedagogía universitaria’; bastante extraño que las personas que les hacen clases a jóvenes y adultos tengan que prepararse en cómo se le enseña a párvulos que van a la universidad. Deben ser párvulos superdotados que, entre cero y seis años, son ya estudiantes universitarios, porque eso quiere decir ‘pedagogía universitaria’. Tal expresión podría denotar que no se sabe qué quiere decir en castellano ‘Paidós’, sino que, a lo mejor, no tener idea de qué se habla.
En el idioma de ‘Chile’ hay dos palabras de moda: emblemático y transparente, como antes lo fueron paradigma y reencantamiento. Nunca queda claro de qué es emblema el objeto al que califica de emblemático, ni tampoco si es aplicable la transferencia a todo, pues si así fuera se acabaría el poco pudor que nos va quedando. La palabra paradigma es de buen tono y los que andan por la vida tratando de reencantar la política, la familia, la religión o el romance tal vez ni sepan cuando se desencantó el mundo y por qué. Quizás nunca escucharon hablar de Max Weber.
O sea, apenas podemos con el castellano, menos aún con el griego y el latín. En todo caso, la ignorancia es un homenaje a sabiduría, en este caso, las lenguas clásicas.