Por: Eugenio Astudillo.
El asombro es un concepto filosófico que identifica un sentimiento que ilumina la mente, permitiéndoles a los seres humanos salir de entre sus propias sombras, con respecto a su normal existencia, las de su entorno y las del universo, frente a algo, que les haya causando algún grado de perplejidad o sorpresa, por lo inesperado o impensado, ya sea por un acontecimiento positivo, como también negativo. En definitiva el asombro es un estado de estupefacción, de consternación o de pasmo, que nos confunde ante la presencia y observación de un nuevo acontecimiento imprevisto.
Por ejemplo; un descubrimiento científico o tecnológico puede producir asombro si algo cambia de aspecto, contextura o cualquiera otra variación que escape a la definición o costumbre de como siempre lo identificamos, u otra variación en su presencia, ya sea en su forma o tamaño. Como es el caso de observar arañas con más patas, variaciones de fruta con aspectos y sabores diferentes, nuevos aparatos celulares con innovadores tecnologías, etc.
Diversas situaciones que modifican lo cotidiano causan asombro entre los seres humanos, acción que solemos identificarla como; La Capacidad de Asombro, ya que esto es la primera reacción que desarrollamos ante lo equivocado, lo inusual, lo grosero, lo absurdo de las acciones humanas que ocurren a nuestro alrededor, ya sea en lo familiar, lo político, lo social, o lo religioso. En general en toda cosa.
Aristóteles decía que la filosofía nació de la admiración de la realidad y sus hechos, situación que llevó a la humanidad a filosofar. Fue el hecho de advertir que la realidad tiene logos, sentidos, racionalidad propia y tradicional, como por ejemplo el caso de la contemplación estética, lo que motiva el asombro. Es lo que, en lo simple, implica salir de uno mismo y dejarse cautivar por la apreciación de la objetiva realidad de algo.
El asombro no implica necesariamente una reacción positiva o negativa ante un hecho, sino que se asocia más a la sorpresa que ella provoca, por no estar ese hecho normalmente dentro de nuestras previsiones esperadas para una situación.
El asombro; como acción, es el paso inicial hacia la reflexión y la contemplación. Todo hecho que nos asombre debe ser evaluado, percibido y comparado con nuestros valores y experiencias, y desde ahí, decidir sobre el positivamente o ignorarlo, pero en ningún caso dejarlo en condición de anécdota de la vida, porque tarde o temprano, la suma de esas anécdotas reiterativas, pueden convertirse en una conducta peligrosa para nuestro comportamiento social y también para nosotros.
La capacidad de asombro es entonces la facultad de las personas para sorprenderse ante lo nuevo y aprender de ello o ignorarlo, lo que nos vincula a la adaptación como individuos a un entorno cambiante de cosas, ya que esta reflexiones nos pueden llevar a un cambio de nuestras posturas, ideas o expectativas de toda índole.
Por eso, en estos momentos que vivimos como país y sociedad, en donde día a día, se desmoronan importantes instituciones y personajes referentes, debemos obligadamente reflexionar sobre los hechos acaecidos y tomar posturas acerca de ellos, ya sean en los temas políticos, religiosos, de tribunales, de los comportamientos sociales, etc., y no dejar que ellos sigan sucediendo en forma recurrente, sin advertir de las consecuencias sociales, políticas y personales a las que pueden derivar, por sus ya probadas reiteración en esas organizaciones o autoridades. En estos casos, dejemos que actúe siempre, objetivamente, nuestra intrínseca Capacidad de Asombro, como forma y método de reflexión y valorización de todo lo malo, lo bueno y lo incorrecto que conozcamos, venga de donde venga, y saquemos nuestras propias conclusiones de rechazo, adaptación, o ignoremos el asunto, pero que no nos hagan comulgar con ruedas de carretas.,
Demás está decir que los seres humanos no somos los únicos capaces de asombrarnos antes imprevistos impensados, ya que incluso los animales reaccionan de la misma forma cuando se enfrentan a cosas que exceden los parámetros o marcos por ellos conocido, y desde esa reflexión se dan cuenta que de ellos pueden aprender o controlarlos para su propio beneficio. La convivencia de los animales domésticos en nuestras casas, demuestra como esos cuadrúpedos; considerados por nosotros como hermanos menores dentro de los mamíferos, tienen comportamientos adaptables a nuestras estructuras, humanas, incluso las de ellos mismos como distintas especies, y no se llevan como el perro y el gato, como lo demuestran nuestras autoridades políticas, religiosas, y sociales de nuestro “Pobre Chilito” , que ante las expectativas personales de mando y lucimiento personal que dan sus cargos, se han sentado irresponsablemente en sus Capacidades de Asombro, y se permiten y aceptan las más grandes fechorías en sus hechos y comportamientos, haciéndose los “lindos y desentendidos” o simplemente “mirando para otro lado”, sin poner coto definitivos a estos asombrosos comportamientos en sus desempeños..
Por esos amigos, no dejen de asombrarse ante los negativos hechos acaecidos en varias instituciones del país recientemente, reflexiones sobre ellos, tome sus decisiones y después actúe en consecuencia, a la hora de preferir o votar. Si no puede concentrarse o encontrar un decisión adecuada, pregúntele a su gato como logró soporta las actitudes prepotentes del perro de su casa que siempre lo correteaba, y ahora comer junto a él como grandes amigos, la comida que ante era solo para los conejos. Eso es aplicar la técnica de la Capacidad de Asombro. El compartir y vivir en paz dentro de un patio de casa armoniosamente; en este caso, es mejor que andarse ladrando y maullando todo el día cada uno por su lado, con miedo. Después de la reflexión todos se beneficiaron, dijo el conejo.
Aprendamos de los animales….