Por: Ginet Leiva, Francisco Rodríguez y vecinos de Los Andes
¿Qué pensaría Ud. si una persona es despedida por razones de edad o salud? ¿Qué le parece que personas sean tratadas como cosas, como elementos desechables, que cuando “ya cumplieron su tarea” son apartados, marginados, olvidados?
Situaciones como estas que incluso se consideran inhumanas y terribles en empresas y trabajos, cuando ocurren en el ámbito de una organización humanitaria, solidaria, caritativa, filantrópica, ¿no serían simplemente vergonzosas e incoherentes?
Esperamos que no sea eso lo que ocurra con el caso de una religiosa que ha pasado los últimos 48 años en nuestra zona, viviendo, compartiendo y atendiendo a los más pobres, a los enfermos, a los ancianos, a los desposeídos, en suma que ha practicado el “amaos los unos a los otros” y que ha hecho carne en su actuar de la Parábola del Buen Samaritano… amable, sencilla, se hizo una chilena y una andina más y este apostolado le valió a ella y a su compañera de congregación ser reconocidas por la Municipalidad como “Ciudadanas Distinguidas” hace algunos años. Hoy, la Hna Goretti, que así -como saben los lectores-, se llama esta Hermana, es despedida con homenajes y reconocimientos que son completamente merecidos, pero que esconden quizás una “solución facilista y poco caritativa”.
Los religiosos realizan una donación de sí mismos movidos por su fe, a través de unos compromisos o votos que incluyen el de obediencia, por medio del cual aceptan como voluntad de Dios una orden que provenga fundadamente de un “superior”. Por tal razón, muchas veces se cometen injusticias desde las perspectivas humanitarias y éticas, que se encubren como “voluntad divina”.
Podrán argumentar que hacer retornar –casi forzadamente- a esta religiosa que se encuentra casi medio siglo en Los Andes a su familia y congregación en Europa es la mejor decisión; que se toma pensando en su bienestar, ya que uno lógicamente se encontrará mejor cuidado entre los suyos; se aduce además, que la decisión se debe también a que la congregación no tiene nuevas vocaciones que mantener en esta misión… dicho en otros términos y con toda la prudencia del caso, ¿porque no existe el beneficio de tener nuevas vocaciones se debe pensar que la permanencia de la Hna. Goretti se constituye en un “costo”?
Pero no se considera verdaderamente lo que se dice en cada una de las reuniones y celebraciones litúrgicas: el que TODOS somos hermanos y, como tales, tenemos responsabilidades los unos con los otros. Al respecto, podríamos señalar que desde que Caín preguntó a Dios si era el responsable de su hermano, todos sabemos que sí lo somos. El cristianismo se fundamenta en la solidaridad, fraternidad, incluso en los tiempos de mayor persecución cuando estos vivían ocultos en catacumbas y cuevas.
Por otra parte, si de verdad se cree que es Dios quien las envió en misión, entonces podríamos señalar que esta zona en que han ejercido gran parte de su apostolado es su “tierra prometida” y que, igual que en el Éxodo, Dios las acompañó como lo hizo con su pueblo hasta que llegaron a la suya.
Sin que pretendamos juzgar intenciones o, mucho menos, entregar lecciones morales, nos permitimos dar a conocer nuestro parecer y solicitar la solidaridad de la comunidad de Los Andes y Aconcagua que desee colaborar a que esta religiosa permanezca en la comunidad que ella formó en Los Andes. Invitamos a comprometerse con una colaboración mensual que permita contratar una persona que la acompañe y cuide, ya que su presencia es muy importante para los vecinos que la quieren, respetan y consideran una guía y vecina.
Quienes se interesen en colaborar, les pedimos que se dirijan a la Parroquia de Fátima o al Obispado de San Felipe, dejando señalada por escrito su voluntad de ayudar.
Dejamos claramente establecido que solo somos un grupo de ciudadanos que no tienen representación de ninguno de los involucrados, aunque obran en nuestro poder más de dos centenares de firmas de vecinos pidiendo que la Hna. Goretti permanezca en Los Andes. Señalamos también que la religiosa en cuestión no conoce aún esta campaña y que tampoco ha sido pedida ni por la Parroquia ni por el Obispado.
¡Andinos!, agradezcamos la entrega de esta religiosa, amiga de los pobres y a quien ha sido prometida una de las Bienaventuranzas, vivamos la caridad no con despedidas ni con discursos, sino haciéndonos responsables de ella como uno más de nosotros.