Por: José Ramón Toro P., profesor Liceo Max Salas Marchán
La Credibilidad es algo que, por sí misma, dice que un mensaje o noticia, merece ser creída aunque y, a pesar que, el mensaje pudiese no ser veraz (verdadero) porque se fundamenta en una institución o personero de ésta, que transmite el mensaje y que, además, tiene una actitud que genera, precisamente, confianza.
Me explico: la credibilidad está directamente relacionada con la persona o la institución que representa y que entrega una información o una realidad, cualquiera sea ésta, que deba ser creída por los demás. Es la Persona o una Institución.
Es tan así que, puede que una persona o institución diga la verdad y nadie le crea (porque la verdad dependerá de ellos, para que la verdad sea creíble o no). Caso contrario, una persona o institución puede mentir y puede que, haga tan creíble su mentira que todos asuman y la acepten como verdad.
Difícil cuestión.
La Credibilidad tiene su sustento o base en la Honestidad y en la Confianza.
Se sustenta en la Honestidad que debe ser alimentada por la verdad, por la certeza en ella, coherente y confirmada con los gestos, actitudes y compromiso con la vida y justicia. En efecto, la Honestidad y la Verdad deben ir siempre tomadas de la mano. Son inseparables. La mentira y el engaño, no dan espacio a la honestidad.
La mentira y el engaño, no dan cabida a la confianza. Así de simple.
Es así que, el otro sustento de la Credibilidad es la Confianza que, es una de las reglas de oro con la que se miden las relaciones personales. Pero no una confianza ciega sino siempre iluminada por la razón y verdad pues, sabemos por experiencia que, cuando en una relación se ausenta la verdad (se dicen mentiras) se pierde y destruye la confianza y, como consecuencia de ello, se daña y pierde la Credibilidad en el otro.
En la relaciones personales, sean éstas de amistad, compañeros de trabajo, de parejas, de matrimonio, etc. , siempre habrá dos realidades que permitirán aceptar como Creíble lo que haga o diga la otra persona y, éstas son la Confianza y el grado de conocimiento que se tenga de la persona.
Desgraciadamente, hoy por hoy y, de ello somos testigos; muchas instituciones pilares de nuestra sociedad, han perdido su Credibilidad. Y, una de las instituciones más cercanas y recurrentes por nosotros en cualquier caso de necesidad, ha perdido su prestigio porque la credibilidad de la cual era dueña, ha perdido el espacio en la sociedad nuestra. El último triste y condenable episodio en la tierra de la Araucanía es una muestra de ello, donde no hay una claridad definida entre el que, un funcionario del Estado sea despojado de su cargo político y, otro apartado de una institución, con una realidad concreta “Aquí se ha cometido un delito tipificado por la Ley, llamado Homicidio”.
En otros términos, el afán por decir, según algunos, las cosas de “modo políticamente correcta”, hace perder el sentido de la verdad y justicia porque “ser dado de baja” no es lo mismo que decir “aquí se cometió un homicidio”, por ello este funcionario del Estado, fue apartado de la institución (que a mi modesto modo de entender empata el costo político de un funcionario de gobierno al cual o, se le pide la renuncia o bien renuncia por presión política).
Me preocupa cuando una sociedad da signos claros, evidentes y plausibles que ha ido perdiendo algo tan valioso que, en la historia la ha sustentado y, sustentado su estado de derecho, su democracia y gobernabilidad, cual es la Credibilidad.
Recuerden que antes bastaba decir ¡Palabra, más un apretón de manos!
Eso tan noble se ha perdido y ahora todo se hace y acuerda, se afirma y confirma en una firma ante un ministro de fe llamado Notario.
En la Credibilidad se sustenta toda actividad que mueve nuestra nación.
¡Toda! Ninguna actividad escapa de ello.
La Credibilidad es un bien moral que, muy bien debemos cuidar en toda actividad y quehacer de nuestra ciudad y sociedad.
Que sea feliz.