Por: Miguel Alex Henríquez Celedón
Este fin de semana los andinos futboleros sufrimos la triste noticia del descenso de Trasandino a la tercera división. El por qué de esta situación tiene muchas causas, no obstante haciendo un análisis en frío y general podemos diagnosticar el problema del fútbol andino en general.
Cuando hacemos una revisión de la situación de antaño del T.R.A nos vienen a la memoria las personas trotando hacia el estadio Ferroviario repleto de gente enfrenando a ColoColo o el clásico de Aconcagua contra San Felipe, a los jugadores mojando la camiseta y que eran gladiadores de la ciudad. Un Equipo de elite, pero también el fútbol amateur era de lujo con los clásicos entre René Schneider y Ambrosio O’Higgins, los domingos en las polvorientas canchas del regional que acogían el talento de jugadores y el trabajo de todos los dirigentes de cada uno de los clubes que hoy no existen. Halcones, Valentín Pardo, Juventus, Jota Aguirre, Escuela y otros tantos que hoy sólo es posible tener algunas fotos en casas de retirados amantes del deporte rey.
Es natural llegar a la conclusión que tiempo pasado fue mejor, y fue así, no obstante hoy al diagnosticar el fracaso de Trasandino se puede apreciar que todo el fútbol de la comuna de los Andes está venido a menos, que existe una lucha titánica de abnegados dirigentes que se niegan a ver morir sus instituciones, a que se vayan los jugadores a otras ciudades, a combatir la violencia, a salvar su historia y el patrimonio de cada uno de los clubes. También la asociación de futbol de los Andes mantiene esta tarea deportiva y social que además representa por medio de selecciones juveniles, adultos y senior a la ciudad. No obstante la conclusión es una: están solos hace años.
El fútbol es un deporte que congrega multitudes, que muchas veces es el amparo cuando hay problemas de salud o social, los clubes son un eslabón importantísimo en las organizaciones sociales, con un rol educador, con espacios de conversación, sano esparcimiento, con tarea de integración social y racial y con ella se cultiva la mente y el cuerpo. Por ello, hoy se debe cubrir las necesidades que por décadas han dejado abandonadas las autoridades.
En primer lugar los clubes amateur y la asociación necesitan el apoyo financiero para desarrollar esta actividad. Para apoyar la construcción de las diferentes escuelas de fútbol que tienen los clubes, el arbitraje para darle un marco regulatorio y seriedad, el transporte de los niños y adolescentes que deben viajar hacia otras canchas. Sin un financiamiento los clubes se ven esclavizados a la venta de alcohol lo que perjudica su trabajo y acarrea más problemáticas.
En segundo lugar es fundamental devolver las canchas que fueron eliminadas por la construcción del Parque Ambrosio O’Higgins para ello se debe despejar y extender terrenos en el borde río que hoy están cubiertos de escombros y basuras, para que los mismos clubes puedan construir sus canchas y sedes, además de dar el punto de partida a un futuro parque para otras disciplinas deportivas. También en el mismo borde río existen suficientes espacios para acoger a nuevos clubes que representan a nuevos sectores de la ciudad como Juventud Alto Aconcagua, San Alberto y Diablitos Andinos en la parte alta de la comuna.
Todo esto, junto a un apoyo municipal y gubernamental permanente y efectivo podremos tener jugadores de nivel para que sean los clubes andinos los principales proveedores de Trasandino, una ciudad futbolizada y con infraestructura para el desarrollo de este deporte, un apego e identidad a trasandino y a la ciudad, respeto y valorización del hincha con los jugadores del club, de jugadores entregados con amor a la camiseta verde que representa al futbol de Los Andes.