La Cuaresma, en alegría y esperanza…

La Cuaresma, en alegría y esperanza…

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Por: Estanislao Muñoz.

La Cuaresma es un término, una palabra, con un tremendo peso histórico en nuestra cultura, seamos creyentes o no, y creo que los cristianos tenemos el deber, la obligación de traducirla e interpretarla para el hombre del siglo XXI y para esta realidad concreta que nos toca vivir en el día a día, en caso contrario pasará a ser una muestra más del folclor patrimonial religioso, con sus signos, vestimentas, expresiones e imágenes, pero nada más que eso y no incidirá en nuestras vidas , con la importancia que ella tiene. Un ejemplo: Se han cumplido 70 y tantos años de la filmación de “Lo que el Viento se llevo”, una extraordinaria película, un clásico de la cinematografía mundial, que relata una época tan crucial para los EE.UU. La he visto cien veces y la volveré a ver otras cien, pero ella no orienta ni determina mi vida, gozo con ella, pero no es mi norte, es parte de mi acerbo cultural, no así la Cuaresma. Que imágenes se nos vienen a la cabeza cuando mencionamos la Cuaresma? Empezamos con el miércoles de cenizas, signo evidente de un periodo o estado de penitencia. En el antiguo Israel, el penitente se revolcaba en cenizas, se ponía ropas viejas o ajadas y andaba “como alma en pena”, demostrando su arrepentimiento y penitencia, eran un poquito extravagantes y Jesús denuncia esa actitud de aquellos que hacen penitencia, oración y dan limosna a vista de los demás, para que los vean. La Cuaresma es a veces presentada como un periodo oscuro, triste, tétrico, deprimente, depresivo, para terminar en la Semana Santa, poco menos que cortándonos las venas. Era tanto el dolor, la pena, el sufrimiento, que cuando llegaba la Resurrección, ya no teníamos ánimo de celebrar. Le colgaron a nuestra religión a nuestra Liturgia ese dejo de tristeza, de sufrimiento, de “este valle de lágrimas”, y muchos santos clamaban por dejar este cuerpo y esta vida mortal para encontrarse con el Padre. Mientras algunos intentaban arrancarse de este mundo y de esta mundana y pecadora realidad, el Padre, por amor a los hombres de esta tierra, enviaba a su hijo único a salvar el mundo. Vale decir, Dios Padre y su hijo Jesús, hacia el más soberano de los ridículos con la Encarnación. Cuál es el verdadero cristianismo ¿el de la Encarnación, el de Emmanuel, “el Dios entre nosotros”, el de esta realidad, el del día a día, no el del escape hacia otras realidades. La Cuaresma no es la preparación a la muerte, es la preparación a la Resurrección, a la vida, a la esperanza.

La muerte carece de sentido si no es por la Resurrección. Haciendo un paralelo con el amor humano, que es reflejo del amor y la Misericordia de Jesús y teniendo en cuenta que los fieles de mi parroquia no son muy avispados, hablaremos del parto de la mujer, los dolores sean físicos o psíquicos, pues hoy los hay sin dolor, pero esta la incertidumbre, ya no del sexo, mas aun que hoy hay mas dos opciones y el chiquillo(a), lo que sea lo vamos a querer igual, pues la Misericordia de Jesús no tiene fronteras ni prejuicios, es el Dios” que hace llover sobre justos y pecadores” y “hace salir el sol para santos y cabrones” . El parto de la mujer no tiene sentido en el dolor, lo tiene en la esperanza en esa niña(o) que emerge desde sus entrañas, que irá a ser cuando grande, que sea sanita, que se parezca al papa (¿),que alegrías y sustos nos hará pasar, se abre un mundo de expectativas y esperanzas. Esa es la resurrección, ese es el parto que esperamos, esa es la Cuaresma. El texto bíblico está lleno de expresiones de alegría, de amor. de misericordia, de esperanza, como el de esa mujer que da a luz, la Cuaresma debe ser el gran periodo de la ternura, del perdón, también el gran momento de la conversión, pero no una conversión mezquina para yo ser mejor, sino para poder servir más y mejor a mis hermanos ,en los cuales descubro el rostro Dios.

Seguiremos conversando sobre la Cuaresma, que este año comienza el 10 de febrero con lo que llamamos el “Miércoles de Ceniza”.

Hagámoslo llenos de alegría y esperanza y no le hagamos caso a los “tontos graves”, Jesús nos quiere “tontos alegres” y llenos de esperanza.-

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