Por: Estanislao Muñoz.
“Esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio, la Ley dice que debemos apedrearla, y tú qué dices ¿El que esté libre de culpa, lance la primera piedra. Se fueron retirando de uno en uno. Mujer, donde están los que te condenan ¿no están Señor, se fueron, Yo tampoco te condeno. Anda y no vuelvas a pecar”. Juan 8,12-20.-
COMENTARIO.
Siempre me ha llamado la atención este pasaje del evangelio junto al de La Samarita, esa mujer que se encuentra con Jesús en el pozo del pueblo y él le pide agua y se entabla un dialogo que concluye donde Jesús le dice que en realidad no tiene marido, pues ha tenido 5 hombres y ahora está viviendo con el sexto. Lo que llama la atención es que Jesús no se escandaliza y no le echa en cara sus acciones o su tipo de vida. A nosotros seguramente nos faltarían epítetos, sinónimos y antónimos para definir a esta dama: prostituta, puta, maraca, cochina, mujer de mala vida, vergüenza te debía dar, etc, etc. El Señor no las reprende, no les saca en cara, no les enrostra sus acciones. Que hace Jesús:” Mujer, yo no te condeno, ándate y no peques mas”. Y a la Samaritana, que había tenido a cinco esposos y estaba probando con el sexto: “Yo te daré una agua viva…”. Ahí está la diferencia. La Misericordia es tolerante, no condena, no reprende, no se escandaliza, no rasga vestiduras, indica caminos, muestra rutas a seguir, muestra pasos a dar. Nos hemos de preguntar, antes de condenar, porque ese ser humano llego a esa situación y sin caer en situaciones románticas o pseudo espirituales. Busca primero las razones del error del otro y también le ayudaras a ver soluciones. “No vine a condenar al mundo”. Y nosotros como individuos, como personas, como cristianos, como católicos, como Iglesia, como comunidades parroquiales, que hacemos y como lo hemos hecho ¿Y este año de la Misericordia, será solo un eslogan o un cambiar de actitud. ¿Podremos criticar al Pastor Soto, que anda condenando al que se le pone por delante y nosotros cuantos Pastores Soto tenemos en nuestras comunidades, entre nuestros Pastores y Agentes Pastorales, y sin más lejos, nosotros mismos. Esa tendencia innata en el ser humano a condenar al otro, a enrostrarle sus errores, siendo que nuestra misión es abrir espacios, mostrar caminos, indicar rutas, acompañar, eso es Misericordia, eso es mostrar y descubrir el rostro de Jesús en el otro y para el otro Vuelvo a repetir lo mismo, pues no tengo muchas ideas, no es la política de la manga ancha, es la política de los abrazos abiertos, de la mano extendida, de la sonrisa que acoge, del abrazo fraterno que trasmite calor y cariño, del gesto sin palabras que expresa mil sentimientos. Y pensar que nosotros los católicos que somos tan desabridos. Se hace necesario volver a leer y releer los evangelios y redescubrir el mapa a seguir y poder encontrar en su lectura el rostro de Jesús, la esencia de sus enseñanza y no terminar citando textos como loro y con interpretaciones antojadizas. Nos llenaron la cabeza con pecados sexuales, y tal vez se les olvido el servicio, el ayudar, el sonreír, el preguntar al otro, el vaso de agua y el pan y muchas cosas más, más allá de la materialidad.
Un cuchillo, un arma, el dinero, la sexualidad, un auto, no son cosas ni buenas ni malas, es el uso que de ellas hacemos lo que las hace buenas o malas. Si Dios puso en nuestro ser humano la sexualidad, dependerá de nosotros el uso que le demos, como entrega de amor y servicio al otro o a la otra o como muestra de egoísmo para un goce personal y mezquino.
La Misericordia tiene esa gran Gracia que es la libertad de elegir y en esta Cuaresma la podemos ejercitar preocupándonos del otro y no condenando al prójimo.-