Por: Juan Cristóbal Reyes, Chef Instructor Escuela Nutrición y Dietética U. Andrés Bello
Hace unos años, referirse al sushi –que este 18 de junio celebró su día- era hablar de un plato bastante ajeno y casi elitista. Sin embargo, con el pasar del tiempo y la incorporación de nuevos ingredientes y tipos de preparaciones, este producto pasó a la delantera y hoy, es uno de los más consumidos, sobre todo, por el gran impulso que le ha dado la industria del delivery.
Pero el “sushi” que nosotros conocemos dista mucho de su origen japonés el cual básicamente se compone de variedad de pescados (mayormente crudos), arroz saborizado con vinagre y algas.
Para entender la transformación que sufrió el milenario plato japonés en nuestro país, debemos remontarnos a su historia y, más concretamente, a la historia de Perú. A fines del siglo XIX una gran cantidad de migrantes japoneses llegaron a este país en condiciones de esclavitud. Junto con ellos llegaron costumbres, hábitos de alimentación y por su puesto el sushi. En Perú el sushi se adaptó a la idiosincrasia del país.
En la década de los 80’s, el sushi llega a Chile de una manera tímida e incipiente con una marcada tendencia japonesa tradicional. Sin embargo, con el pasar del tiempo y el arribo de la cultura pop, impulsada por el “Anime”, el sushi se empezó a conocer más.
Tempura, queso crema, panko, palta, pollo apanado y la salsa agridulce no son propios del sushi tradicional japonés, pero infaltables en el “sushi fusionado”.
Para muchos de nosotros el sushi forma parte de nuestra alimentación habitual, por tanto, es aconsejable entender y asumir que, como lo conocemos, puede ser un producto alto en calorías y carbohidratos. Es por ello que se debe consumir en forma moderada o bien preferir ingredientes más saludables como el salmón, el atún, los camarones, la palta y evitar así el queso crema y la fritura.