La Familia va al Colegio

La Familia va al Colegio

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Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo

Iniciado el año escolar 2016, deseo compartir con ustedes, apreciados lectores, la siguiente reflexión.

La educación de toda persona empieza en el seno familiar. Cuando sus hijos, estimados padres que leen este artículo, se inician en la vida escolar son muchas las horas que comparten con sus profesores y compañeros. En este momento la educación del niño no sólo es tarea de su profesor, sino que en ella intervienen aún y de manera notable los padres, y es necesario establecer un continuo diálogo entre educadores y familia para que la evolución del alumno sea considerada desde distintos ámbitos.

La familia tiene que ir al colegio y éste a la familia, ya que el alumno forma parte de ambas instituciones que se unen y se complementan para llevar adelante el proceso educativo. Los padres han de hacerse partícipes de las tareas escolares que el alumno tenga que realizar, y ayudarle en los posibles problemas que se le planteen.

Como educador creo en la importancia de implicarse los padres en las actividades en que sus hijos participan, así como de otras relacionadas con el centro de padres, pastoral de adultos, deportes, acción social, formación y artísticas. Todas ellas las considero de gran relevancia, tanto para la educación de los hijos como para la formación de los padres, fomentando así la unidad familiar.

Todo ello ayuda al niño a ver el colegio no sólo como un lugar de aprendizaje y estudio, sino también un lugar de convivencia entre los dos puntos de referencia más importantes en esta etapa de su vida: el colegio y la familia.

Me parece que cada vez son más los padres que toman conciencia de la necesidad de sacar tiempo para participar en las actividades que el colegio organiza, sólo para ellos o conjuntamente con sus hijos. Los colegios, cada día más, están estableciendo cauces de comunicación y participación para las familias.

El Colegio deberá servir de plataforma educativa no sólo para los hijos sino también para los padres. Estos, también necesitan aprender a educar a sus hijos y por eso los colegios deberían crear o potenciar si existen, las “escuelas de padres”. La paternidad no lleva implícita el saber educar bien a sus hijos. Y la buena voluntad no basta. Los padres tienen que dedicar tiempo a ese aprendizaje.

“No hay más que un camino para el progreso en la educación y es el de la ciencia guiada por el amor. Sin ciencia, el amor es impotente; sin amor, la ciencia es destructiva”.

(Bertrand Russell)

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