Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
Hoy iniciaré mi reflexión con las palabras de un gran escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98, Miguel de Unamuno: “He llegado hasta el ateísmo intelectual, hasta imaginarme un mundo sin Dios. Pero ahora veo que siempre conservé una fe oculta en la Virgen María. Y en momentos de apuro se me escapa maquinalmente del pecho esta exclamación: “Madre de Misericordia, favoréceme”.
María es ejemplo y modelo de vida cristiana y familiar. María es de los misterios, el más dulce. María es la sencillez, la Madre de la ternura. María, misterio de humildad y de amor, es el asiento de toda sabiduría. Trono de sabiduría, ruega por nosotros.
La devoción a la Virgen María está grabada en las entrañas de la fe popular, y todos nosotros tenemos experiencia de ello. María es amada, invocada y ensalzada por los creyentes, y cantos, oraciones, alabanzas van dirigidas a Ella desde los cuatro puntos cardinales. A la Virgen están dedicadas catedrales, santuarios, iglesias y ermitas que salpican con la geografía de nuestros pueblos y ciudades. María ha sido cantada por los poetas y músicos de todos los tiempos, tallada por los escultores a lo largo de la historia y pintada por los pinceles más geniales.
La familia cristiana, su familia, debe amar, venerar y sobre todo imitar a la Virgen María. Para la Familia Marista, “María, lo ha hecho todo entre nosotros”. Ella es nuestra Buena Madre, nuestra primera Superiora, nuestro Recurso Ordinario.
San Marcelino Champagnat, nuestro padre y fundador nos dice: “Amad a María y hace dla amar”.
Este amor y esta veneración hacia la Madre de Dios lo debemos expresar con ciertas oraciones marianas. Honramos a la Virgen en familia cuando rezamos juntos el Avemaría, la Salve, el Angelus, el Bendita sea tu pureza, el Acordaos, el Rosario. Estas oraciones no pueden caer en el olvido de la vida familiar. Invito a los integrantes de la Familia Marista: Hermanos, Directivos del Colegio, Profesores, Administrativos y Auxiliares, Padres y Apoderados, alumnos y exalumnos, a testimoniar que amamos entrañablemente a María participando activamente en el Mes de María, en el colegio o en su parroquia, que se inicia el 8 de noviembre y finaliza el 8 de diciembre fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
“Todo a Jesús por María.
Todo a María para Jesús”