Por: Jorge Peña Lucero, Comunicador Popular
Hace unos días recibí una grata visita en mi casa, era mi amigo Edwin que en esta ocasión venía acompañado de Gustavo, quien era su colega de trabajo. Estuvimos en una grata conversación de diferentes temas, cuando nos estábamos despidiendo Gustavo me preguntó si yo sabía la leyenda de la herradura, ya que él vio en la puerta de mi casa una, que había encontrado y colocado en ese lugar como amuleto de la suerte.
El con mucha delicadeza me dijo que colgar la herradura era como un acto mágico de protección, pero que yo la había puesto con las puntas hacia abajo y para recibir una buena protección la herradura debía ir con las puntas hacia arriba, debido a que de esta forma se convertiría en un recipiente divino, tal como el cáliz recogiendo las bendiciones divinas y dejándolas en nuestros hogares. Me dijo ¿sabes? cómo tú tienes colocada la herradura boca abajo haces que esa bendición se pierda o se desaproveche, ya que ella debe ir con las puntas hacia el cielo.
Me dijo que la leyenda viene de un joven herrero llamado Dunstan, que le gustaba trabajar en la forja de la abadía de Glostonbury, y gracia a su fe llegaría a ser arzobispo de Canterbury en el año 959 d.C. El se encontraba trabajando cuando llegó un hombre que le pidió unas herraduras para sus pies, estos pies eran muy parecidos a los que tenían los animales, eran pezuñas.
Este hábil y despierto joven reconoció inmediatamente que ese cliente era nada menos que el mismísimo Satanás. Rápidamente Dunstan, que era muy inteligente y en forma muy astuta le explicó que para poder hacerle el trabajo que el requería de colocar las herraduras, era necesario encadenarlo en la pared, de este modo y en forma deliberadamente se preocupó de realizar un trabajo que resultara muy doloroso, para que el diablo encadenado le solicitara que lo soltara y le pidiera misericordia. El joven herrero se negó a soltarlo hasta obtener el juramento de que el diablo no entraría nunca más en un hogar donde hubiera una herradura colgada sobre la puerta de una casa.
Agradecí por contarme la leyenda y le dije Gustavo, investigaré la historia y su origen de la herradura ya que ha sido un talismán poderoso en todas las épocas y que fueron los griegos los que introdujeron el uso de la herradura en la cultura occidental, por el siglo IV, y ellos tenían la creencia de que era un símbolo de buena suerte. En la Edad Media, la herradura la gente la usaban para ahuyentar a las brujas, ellos creían que las brujas se desplazaban montadas en escobas porque temían a los caballos y huían de ellos por las herraduras. En esos tiempos incluso llegaron a enterrar a mujeres acusadas de brujería con una herradura en su ataúd por ese motivo.