Por: Eugenio Astudillo Leal
Como de vez en cuando; ante acontecimientos relevantes que marcaron el desarrollo de nuestra patria y nacionalidad, escribo sobre hechos históricos, he encontrado prudente opinar sobre la importancia de la Historia para afianzar el por qué tenemos este presente y sobre qué cosas desarrollaremos nuestro futuro como personas, pueblo, y nación.
La Historia es parte de las Ciencias Fácticas sociales, que se basa en el estudio de los hechos tangibles a partir de la observación y la experimentación de los mismos, dependiendo de un contenido empírico que debe confirmarse a través de la experiencia, acción que es clave spara distinguirlas de otras ciencias.
En la Historia, como ciencia fáctica se emplea un Método Científico para sus investigaciones, al contrario de las Ciencias Formales las que emplean un Método Lógico Inductivo para explicar sus resultados.
Dentro de las Ciencias Fácticas existen una división entre las Ciencias Sociales que se avocan al estudio de las relaciones entre los seres humanos, como la Historia, la economía, la psicología, la sociología. Etc., y las Ciencias Naturales que se dedican al estudio de las relaciones con el universo que no incluyen la participación del hombre, tales como la bilogía, la física, la química y la geografía.
En todo este recuerdo de lo que son las ciencias, es indiscutible que la Historia es la base de todas las Ciencias Sociales porque todo adelanto social o natural se basa en la comprobación de hechos ocurridos en cada una de estas ciencias en un periodo de tiempo, que sirven de sustento al estudio de otros acontecimientos posteriores que han seguido sucediendo, en otros espacios de tiempos más modernos, gracias a la aplicación del mismo método que sustenta la investigación de estas evoluciones. El Método Científico.
Consecuente con lo anterior tenemos la historia de la medicina, de la odontología, de la meteorología, de la economía, etc., que se sustentan en un cumulo de experiencias consecutivas en su especialidad, todas las cuales forman parte de la gran Historia del Mundo, en otras palabras, de la Historia de la humanidad.
Todo hecho de la vida diaria tiene su historia desde su génesis. Así tenemos algo tan simple como la historia familiar, en donde normalmente buscamos los orígenes de las ramas familiares y las características de nuestros antepasados. De igual forma, y tan importante como lo anterior, para los chilenos es muy relevante saber de nuestra historia patria, saber de la fundación de Chile, de la independencia del Reino de España, de nuestro sistema político, de las revoluciones internas que han fracturado nuestra convivencia, de la vida de nuestros próceres y gobernantes, etc., ya que todo esto nos sirve para tener antecedentes para saber de nuestros aciertos y fracasos como familia, pueblo y sociedad.
Hace pocos días atrás el Ministerio de Educación incorporó en la condición de opcional al ramo de Historia para ciertos cursos de la Enseñan Media, situación que ha provocado preocupación e inquietud en muchos connacionales, sobretodo, en los de edad mayor, por el vacío valórico y de identificación que esta situación puede provocar entre las nuevas generaciones actuales y futuras, las que por otro lado, día a día recibe un cúmulo de presiones propagandísticas de cosas , elementos y costumbres que nada tienen que ver con nosotros, pero qué, con el agravante de no tener una base sólida de saber de porqué somos y llegamos a ser lo que ahora nos distingue entre otros pueblos de Sud América, adaptamos formas lenguajes y modismos de otras naciones y modas internacionales, sin valorar lo bueno que tenemos en casa, por ignorancia histórica.
Un pueblo sin historia, no tiene presente ni puede planificar correctamente su futuro. Es como un árbol sin raíces sólidas ni tutor en su primera fase de crecimiento, por lo que no existe ninguna seguridad de un buen desarrollo futuro que nos asegure sus buenos frutos. La Historia en general, y por sobre todo la de nuestra patria, es la base principal para formar buenos y sustentables chilenos, informados, no dispuestos a cometer errores del pasado, para así prolongar los aciertos y decisiones que nos han hecho llegar al nivel de lo que ahora nosotros somos en América, un pueblo en constante progreso y con mucha Historia.
Por lo menos así lo creo yo.