Por: Estanislao Muñoz.-
“Celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado. Y empezaron la fiesta”. Lucas 15.11-32
Comentario.
Esta misión a que nos llama Francisco para este año 2016,llamada el “Año de la Misericordia”, es el tema central del evangelio, vale decir de la predicación de Jesús y también del anuncio de su presencia que viene desde el Antiguo Testamento. Todo el texto bíblico está atravesado por el tema de la Misericordia, desde Dios Padre con su pueblo elegido, luego Jesús y la naciente comunidad cristiana y posteriormente la presencia del Espíritu Santo presente en la diversas Iglesias, comunidades, denominaciones , cultos y aquellos que buscan a tientas ,pero buscan, pues la Misericordia no es excluyente, nadie queda fuera de la mesa ,de la casa, del amor del Padre . La y las Iglesias, no son el club de los justos, de los inmaculados, de los sin mancha, son la comunidad de los que buscan, yerran y caminan, cargando sus esperanzas y mediocridades, pues es lo único que tienen para ofrecer al hermano que tienen al lado y a Jesús que nos acompaña en este andar.Y quise traer a colación este texto mal llamado del “hijo prodigo”, cuando clarísimamente se debería llamar “El Padre Misericordioso”. Lucas nos describe en esta parábola o cuento con una profunda enseñanza que nos habla de un hijo que pide su herencia, se va tierras lejanas y por allá se la toma, se la farrea, se la fuma toda y cuando queda sin ninguno, se va a cuidar chanchos, que es la única pega que encuentra para vivir y envidia a los cerdos que comen bellotas y el está muerto de hambre, y ahí reacciona, pues el chiquillo seria chinganero, pero no tonto y dice : “me pondré en camino a la casa de mi padre le diré, Padre he pecado contra el cielo y contra ti, no soy digno de llamarme hijo tuyo” ,este punto, que es el arrepentimiento, no lo tocaremos hoy ,pero básico para el tema que nos convoca, como es la misericordia, si no nos damos cuenta que nos equivocamos, que erramos el camino y que seguimos creyendo que la estamos haciendo de oro, la cosa no funciona. El punto que nos llama hoy es la reacción del padre: el viejo “lo ve desde lejos y se estremeció, tremendo termino, “se estremeció”, al pobre viejo casi le da un ataque, pero de alegría al ver su chiquillo venir y el texto agrega : “corrió, se echo a su cuello y lo beso”, y el niño , después de cuidar chanchos no debía haber venido muy fragante, seguramente con la ropa hecha un asco, sucio, barbón, desaliñado, resumiendo : como hijo, un asco. Pero el papa, “corre, lo abraza y lo besa”. Lindo numerito se había mandado el chiquillo y que distinta es la actitud del Padre y es esa actitud la que debemos imitar como comunidad de creyentes, como Iglesia y yo como particular. Vemos que el padre no lo recrimina, no le saca en cara el error que se mando, no lo apunta con el dedo sacándole en cara sus equivocaciones. Tampoco es la política de la manga ancha, del dejar pasar, es la actitud de la acogida al que se ha equivocado y aquí tenemos mucho que avanzar como comunidad. Teníamos y aun tenemos una mirada de desprecio sobre los que se han equivocado o tomado otro camino que no es el que creemos bueno. Los suicidas, los separados, los homosexuales, los de otras iglesias, las que abortaron, etc. etc. nosotros éramos los puros, los perfectos, los inmaculados y teníamos y aun tenemos una capacidad de condenación admirable. Contra todo eso debe luchar la Misericordia del Padre, de la cual debemos ser reflejos, y ello se logra con servicio, tolerancia, aceptación del otro, no condenar sino acoger, pues Jesús nos dio el ejemplo aceptando al otro como es y nos pide que hagamos lo mismo. La Misericordia es tolerante, es servicial, es acogedora, no condena, escucha, enseña, protejePor Dios que nos falta y por Dios que nos hace falta. El testimonio de la Misericordia no se da en el templo, se da en la calle, en la casa, en la pega, en el barrio. Hoy debemos ser “ Iglesia en salida”.-