Por: Bernardo Javalquinto, Académico Facultad de Economía, U.Central
Chile necesita una oficina de Innovación Social y Participación Ciudadana que forme parte del Ministerio de Desarrollo y funcione colaborativamente con oficinas regionales para la descentralización del país. Eso permitiría generar las directrices de Política Estratégica Nacional de Desarrollo, a través de la cual el presidente pretenda buscar las mejores soluciones para enfrentar los principales desafíos que se encuentran dispersos y alojados en las comunidades del país, es decir, en la base social.
La ‘Oficina’ se ocuparía de identificar los programas que funcionan mejor a través del uso de los datos y pruebas, surgidas desde las mismas personas u organizaciones a las que se busca beneficiar y de paso permite un uso más eficiente de los recursos nacionales y de la colaboración intersectorial. En otras palabras, permitiría la colaboración del sector social con el poder central coordinadas con las regiones, para canalizar soluciones a escala social y humana.
La Oficina de Innovación Social apoyaría el desarrollo, puesta en marcha y daría soluciones enfocadas en resultados, a través de una serie de orientaciones de las políticas nacionales en los ámbitos de educación, empleo y emprendimiento social económico, salud, tercera edad, etnias, inmigrantes con el propósito de tener comunidades capaces de salir adelante por si solas. Además, coordinaría esfuerzos para atraer y desplegar el talento de los chilenos y chilenas, al servicio de la creación de empleo para buscar las mejores estrategias de gestión y apoyo de soluciones eficaces para la comunidad.
Su trabajo se basaría en una extensa experiencia del impacto de las finanzas, el emprendimiento social y la política basada en la evidencia y en la gestión de la organización. Participan en esta entidad de personas, organizaciones sin fines de lucro, fundaciones y representantes del sector productivo y del gobierno, con un solo gran propósito: resolver viejos problemas e impulsar la colaboración para hacer una mayor y más duradera colaboración para el cumplimiento de los retos que enfrentan los estados y el país en su conjunto.
El trabajo de esta Oficina se centraría en el fortalecimiento y apoyo al sector social, mediante el desarrollo de políticas y programas que pueden acelerar la recuperación económica y crear comunidades más fuertes.
Con este enfoque, asentado en la base social, se entiende que desafíos nacionales más importantes no pueden ser resueltos de manera eficiente por una sola organización o sector, ni tampoco desde los gobiernos centrales.
La idea es aparentemente simple, y es que no se puede lograr un cambio fundamental mediante la creación de nuevos programas de arriba hacia abajo del poder. La visión de esta oficina es todo lo contrario: que es necesario impulsar prácticas de abajo hacia arriba, en las ciudades y comunidades, donde la gente común se une para resolver problemas que la afectan directamente.
La gente sabe que las soluciones que vienen de arriba no siempre son las mejores y también sabe lo que necesita, lo cual no es lo mismo que algunos piensen desde afuera o desde arriba cuál es la solución óptima. Por lo tanto, para darle curso a las mejores soluciones sociales necesitamos un gobierno que facilite la participación ciudadana y no como lo hemos estado haciendo hasta el día de hoy.