Por: Diputado LUIS PARDO SÁINZ (RN)
Estamos frente a la mayor pandemia de los últimos 100 años y la recesión económica mundial que sobrevendrá, sólo es comparable a la de 1929.
Hoy proliferan los “expertos” en epidemias. Primero pedían cuarentena nacional total, hoy la estrategia de cuarentenas selectivas y dinámicas adoptada por Chile es internacionalmente reconocida. Hoy cuestionan la “nueva normalidad”.
La pandemia, salvo que surja una vacuna, se estima que va a durar 2 años. No se trata sólo de pasar el invierno, tendremos que vivir esta «nueva normalidad», con cuarentenas dinámicas y selectivas por mucho tiempo, manteniendo además los hábitos higiénicos, lavado de mano, distanciamiento social y uso de la mascarilla.
El objetivo no es evitar el contagio, sabemos que el 80% de la población se va a contagiar. El objetivo es que la propagación sea más lenta para evitar el colapso de los servicios de salud. Si todos nos encerráramos, y se detuviera la propagación, el virus nos seguiría esperando afuera y no tendríamos defensas, que sólo se obtienen contrayendo el virus.
Por eso, gradualmente y con todas las precauciones hay que ir activando y frenando continuamente todas las actividades. Esa es la “nueva normalidad” que todos los países están asumiendo.
No se trata de anteponer la economía a la salud, como mañosamente tratan de instalar algunos. Ese es un falso dilema convertido en slogan. Ninguna economía, ni nacional ni familiar, resiste tres meses sin actividad, menos 2 años. Mantener las cadenas de abastecimiento de alimentación, fármacos, energía eléctrica, agua potable, etc., es tan vital como contar con un respirador en un caso crítico.
En el mundo real, las personas tienen necesidades vitales que satisfacer y eso requiere mantener funcionando el país con todas las precauciones del caso, no por “negocio”, sino por supervivencia.
Los servidores de la salud pública están haciendo un gran esfuerzo y asumiendo el mayor riesgo, pero el resto de los funcionarios públicos, manteniendo en teletrabajo en los grupos de riesgo y tomando todos los resguardos posibles, deben sumarse al esfuerzo para que el país siga funcionando, en especial para apoyar a los millones de chilenos que están sufriendo los efectos económicos de la crisis.
La vuelta a clases presenciales será gradual y selectiva, cuando estén dadas todas las condiciones de acuerdo con la realidad de cada lugar. El retorno de los funcionarios públicos también será gradual y selectivo, pero es más urgente.
Todos tenemos que estar a la altura de las circunstancias y asumir la nueva realidad que surge de esta pandemia.