Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas
La incertidumbre se ha instalado hace tiempo en nuestra sociedad. Pero, para entendernos, le propongo entienda el concepto incertidumbre como negación de lo cierto que da paso a la duda y la duda a la no certeza y ésta a la desconfianza.
Es una larga cadena de conceptos que, necesariamente afectan una realidad social y, la otra que es la interna. Me explico: la desconfianza en las instituciones ya está instalada en nuestra sociedad, el descrédito en las organizaciones que tienen relación directa con el consumo, por ejemplo (lo último en boca de todos es el llamado Conforgate) y, no solo en las organizaciones sino en la persona. La credibilidad en la palabra ha quedado poco a poco relegada a la escritura. Antes no existían las notarías porque la palabra bastaba.
En el plano de la ética y moral, la incertidumbre se ha ido adueñando de valores que antes eran casi absolutos ocasionando el naufragio de certezas morales con una mal entendida casuística y tratando de entender bajo otras disciplinas el por qué tal sujeto cometió un delito deleznable, bajando la pena a situaciones incomprensibles por la sociedad. Pareciera que basta una Delación Compensada para que un delito premeditado, que sucede de modo reiterado y consentido, tenga una pena que tiene relación alguna con el daño causado. Aquí está instalada la incertidumbre frente a un bien público que irrenunciable la Justica y el derecho a ella. Solo por citar un ejemplo.
En esta sociedad pareciera los valores que la movían como algo casi absoluto, se han puesto al servicio del consumo y mercado de valores. Dígame, respetado lector, ¿La vejez no era vista antes como un valor asociado al descanso? Que la jubilación era algo visto con Certidumbre, paz, sosiego. Y, ahora ¿Qué? La vida que sigue al tiempo de trabajo, la jubilación, ya dejó de ser paz y sosiego. Es una torturadora Incertidumbre porque, ésta (la jubilación) dependerá de las expectativas de vida del dinero ahorrado, de los movimientos del mercado, etc, etc.
Ni hablar de la democracia, donde existía la certeza de la transparencia, del espíritu de servicio, de la honestidad, del diálogo y recta discusión. Pero ahora, se escucha de muchas autoridades que todos tienen el derecho a expresarse y, en este adolescente derecho, caben cosas que atentan contra la misma democracia (la violencia, la mentira, la descalificación). Pronto vendrán las nuevas elecciones en nuestro país y, surge la incertidumbre si lo que dice tal o cual candidato será verdad o no. Y, pagan justos por pecadores.
La incertidumbre es la compañera de vida nuestra. En pocas semanas miles de estudiantes vivirán la incertidumbre ante el resultado de una PSU rendida y, con ellos, muchas familias.
La incertidumbre acompaña a un enfermo en espera del resultado de un examen, acompaña y daña la relación de una pareja y de un matrimonio. Daña a quienes sufren de amenazas de un jefe si seguirán trabajando o no. Daña una sociedad que depende del cobre y a cientos de miles de trabajadores y familias.
La incertidumbre atenta directamente con la calidad de vida, con la calidad e las relaciones laborales y entre vecinos. La incertidumbre es provocada por actos de personas que buscan el daño de terceros, personas que buscan la manipulación de otros y de una sociedad de consumo.
La tarea que nos queda a nosotros, es saber desenmascarar la incertidumbre porque, ella, ponen en riesgo y activa todas las inseguridades, pone en juego los proyectos y sueños.
Unos despejan la incertidumbre con el dinero, otros con las ciencias, otros en el azar, otros en la razón otros en la fe, pero, lo fundamental es conocer la incertidumbre saber exactamente qué es lo que hace incierto un presente o un futuro y, ante ello, determinar. El cómo hacerlo, es lo difícil de definir. Una sola pista, tal vez, mirarnos en profundidad y saber quién soy, que tengo, mis principios, mis valores, mis capacidades, mi experiencia, mis razones razonables y razonadas. Otra pista, la incertidumbre, es incertidumbre, no es una realidad.
Se siente, se piensa y se sufre… pero, respóndase… ¿Está?
Lo incierto (incertidumbre) se derriba con lo cierto, con una certeza.
Mis certezas, espantan las incertidumbres…. Y, ¿las suyas?
Que sea feliz