Es un error considerar que el poeta es un simple rimador. Es mucho más que eso. El vocablo poeta se deriva del griego poietes, que significa el que hace de nuevo, el que inventa, entreteje palabras musicales para luego crear pensamientos musicales.
El verdadero poeta crea y, más que crear, profetiza. No en vano los romanos empleaban la misma palabra, vates, para denominar al poeta y al profeta. “El profeta – como recuerda Carlyle – nos revela lo que habremos de hacer; el poeta lo que habremos de amar.” Escruta la verdad y la vaticina. “Es un enviado celestial, portador de la luz.” Su visión es más clara que la del resto de los mortales, y no sólo penetra el progreso del Hombre, sino los designios divinos. Puede “sumergirse en el futuro” – parafraseando a Lord Tennyson– y llegar tan lejos como le está permitido al ser humano, para maravillarse en la contemplación de la Visión Final, donde no se oirá el redoblar de los tambores de guerra ni se verá tremolar las banderas de combate, que plegadas para siempre, serán custodiadas por el Parlamento de las Naciones, en la Republica del Universo.
El poeta de verdad es creador y profeta. Y sobre todo es maestro. No sólo divisa la luz, sino que nos encamina hacia ella. En tanto el erudito permanece en su torre de marfil, al amparo de sus serenas meditaciones, casi siempre hallamos al poeta luchando a la vanguardia del progreso humano. Pocos son los que han engrosado las filas reaccionarias y muchos los que militan en las rebeldes. Los grandes poetas se esfuerzan por desterrar las injusticias de este mundo, y perpetuar, en cambio, sus encantos. Unidos forman el vínculo más estrecho que enlazará a los hombres de hoy con los superhombres del mañana. Son nuestros “hermanos excelsos”, quienes, tomándonos de la mano, nos guían hasta el magno altar del mundo, a través de peldaños que desde la lobreguez terrena suben hacia lo alto.
El poeta, es, entonces emisario de la buena voluntad para con los hombres; un hermano sublime de profética visión, voz clara y corazón confiado. Y entre de todos los hombres superiores , quizá sea el poeta el que reciba universalmente mayor comprensión. Porque citando otra vez a Carlyle “ Un toque de poesía palpita en el corazón de todos los hombres”. Y cada uno de nosotros es poeta, toda vez que se emociona al conjuro de un poema.
David Moreno Fliess.
Presidente del Taller Ayllu.