Por: Michelle Senerman, Directora ejecutiva de Desafío 10X
Históricamente, el interés de las empresas sólo se centraba en aumentar la producción, reducir costos y mejorar márgenes, entre otros. Esto, en ocasiones a costa de los trabajadores o de la explotación indiscriminada de recursos y altos niveles de contaminación, como son, por ejemplo, las emisiones de gases de efecto invernadero que están llevando a aumentar la temperatura del planeta.
Pese a que los científicos se encuentran hace décadas anunciando los terribles efectos de la crisis climática, ha tomado bastante tiempo -y muchos eventos climáticos desastrosos- para que este tema se encuentre en boca de todos y sea una preocupación a nivel mundial. Similar a esto, a nivel social en Chile, la desigualdad ha sido un tema sin arreglo por muchos años, lo que finalmente explotó con el estallido social de fines del 2019. Afortunadamente, a pesar de su complejidad, ambas crisis están acelerando un cambio de mentalidad importante en las empresas, llevándolas a preocuparse más allá de la producción y haciéndolas incorporar la sustentabilidad ambiental y social en su quehacer diario.
De a poco las empresas se están dando cuenta de que incorporar estas temáticas las ayuda a ser más eficientes, a anticiparse a crisis como la sequía en Chile, que es un ejemplo importante de esto, y a mejorar la visión que los consumidores tienen de sus productos, entre otros beneficios.
Pero lo que es aún mejor, es que preocuparse de temas ambientales, sociales y de gobernanza, no es sólo algo que los consumidores -cada vez más informados- están pidiendo a las empresas, sino que también es algo que los inversionistas toman en cuenta. A través de los criterios ESG (Environmental, Social and Governance en inglés), quienes invierten buscan conocer qué hacen las empresas en materia de sustentabilidad, y aquellas con un mejor registro de ESG producen retornos más altos a tres años, con más probabilidades de convertirse en acciones de alta calidad y reduciendo la posibilidad de grandes caídas de precios, de acuerdo con Bank of America Merrill Lynch.
Adicionalmente, según estimaciones de JP Morgan, las inversiones en activos que cumplen con criterios ESG representarán la principal clase para mayores asignaciones este 2021, puesto que su adopción se duplicó en 2020, pasando de 3 billones en 2019 a cerca de 7.2 billones en el año que recién pasó.
Para quienes aún no comienzan, ahora es cuando incorporar la sustentabilidad en sus empresas. Esto ya no es una tendencia, sino que es el piso mínimo que todas las compañías deben tener para mantenerse competitivas.
Desde Desafío 10X queremos aportar a la generación de un ecosistema empresarial más sustentable y consciente con su entorno, es por esto que hacemos la invitación a compartir de manera más justa el valor que generan las empresas y a que reduzcan sus brechas salariales por medio de alguno de estos dos compromisos: establecer un sueldo mínimo de 22 UF y/o limitar la brecha a un máximo de 10 veces entre el sueldo más bajo y el más alto de la compañía.