Por: Dr. Denis Panozo Villarroel
En La medicina actual la tecnología ayuda al médico a afinar su diagnóstico, pero jamás lo reemplazará, es increíble constatar cómo se abusa de esta, para lograrlo en forma milagrosa, a costa de la economía del paciente o de su familia. El arte del médico lo entrega la universidad, son siete años de estudio y práctica donde se aprende la ciencia y el arte de la semiología que enseña a mirar al enfermo, tocarlo, escuchar los ruidos de su cuerpo. Además de realizar una buena anamnesis, a través de una dirigida conversarsación con el, que nos relata sus dolencias antiguas y actuales, sus alergias y los remedios o medicamentos que toma actualmente y posteriormente se examina con una o más hipótesis diagnóstica, por lo cual el exámen físico es más dirigido, de esta manera se logra descartar o bien confirmar las sospechas de la patología o enfermedad que aqueja al paciente; si persiste la duda o se desea confirmar la hipótesis diagnóstica se piden exámenes más dirigidos o se da un buen tratamiento y lo controla, en un tiempo prudente.
En el 99% para obtener un buen y acertado diagnóstico, basta con acudir a la consulta médica de un médico internista, quien está capacitado globalmente y él derivará a un especialista que corresponda si lo siente necesario. Un 90 % de las consultas lo soluciona el Internista y solo el 10% restante el médico especialista. Los exámenes deben ser interpretado por los médicos, no basta con comparar los datos o valores con los que coloca el laboratorio, un buen médico lo hace, ve cosas, porque así fue estrenado para interpretar en una forma correcta estos y le ayuda para tener una mejor idea y confirmar el diagnóstico y de esta manera va a prescibir en forma más adecuada los medicamentos para las molestias o síntomas del paciente.
Un buen médico realiza esta metodología y si pide exámenes, son los necesarios y de acuerdo al nivel económico del paciente.
Si un médico no realiza esta rutina, cambie de médico por el bien de su integridad.