Catalina Pérez Cruz, cientista política
Nadie puede negar que lo que ha vivido Fabiola Campillai es terrible. No importa el sector político o nivel socioeconómico al que pueda pertenecer una persona, lo que ella ha atravesado es totalmente condenable. Sin embargo, es una realidad que su voz está siendo tremendamente manipulada con fines políticos.
l llamado que realizó a manifestarse en las calles para “destruir y quemar todo”, no es más que un discurso de odio implantado por La Lista del Pueblo. Es cosa de ver las declaraciones del vocero de la lista, Rafael Montecinos, donde avala los actos de violencia que recibió Gabriel Boric y publicado una imagen aludiendo a esta agresión en sus redes sociales.
Lo lamentable es que el discurso de Campillai no ayuda a que su testimonio no vuelva a suceder, sino que más bien a propiciar ambientes de violencia. No es coincidencia que después de su llamado ocurrieran los destrozos en el Barrio Lastarria.
SE ACABÓ LA BUENA CRIANZA
El espíritu amigable que había marcado los debates presidenciales entre Gabriel Boric y Daniel Jadue, se terminó de manera catastrófica tras el último encuentro televisivo.
El representante del Partido Comunista arremetió con todo contra Boric, acusándolo de ser responsable de que existan “presos políticos” en Chile. Pero, ¿por qué Jadue esperó a la semana de elecciones para desmarcarse del candidato frenteamplista?
Seamos realistas, el último debate dejó en claro el poco temple y manejo político que posee Jadue. No es coincidencia sus declaraciones posteriores que no hacen más que ir en busca del voto de la izquierda más dura. Finalmente, y como dice el dicho, “hay dos maneras de hacer un rascacielos; construir el más alto o derribar todos los demás”, y es obvio que el candidato PC eligió la segunda opción.
