Nelly Azócar González, Licenciada en Geografía Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
El creciente aumento demográfico que ha experimentado el valle de Aconcagua, especialmente las comunas de la provincia de Los Andes ha dejado de manifiesto la enorme valorización que presentan estas localidades desde una perspectiva económica (de servicios) junto con la utilización de los recursos naturales que aquí se encuentran para el desarrollo de población.
En este sentido, el poder acceder a una vivienda en estos lugares se hace cada vez más imprescindible para el desarrollo social y económico de la población, lo cual se ve reflejado en el aumento de comités habitacionales, poblaciones y de condominios privados dentro de cada comuna. Si bien esto repercute de manera positiva para los habitantes, existen dentro de este proceso desigualdades y externalidades que no son tomadas en cuenta al momento de proyectar este aumento en el sector residencial.
En primer lugar en muchos casos no existe equidad territorial en la localización de estos nuevos sectores residenciales, es decir, que aquellos que pueden pagar más se establecen en aquellos lugares donde se concentran los servicios, siendo estos por ejemplo los supermercados, farmacias, bancos, consultorios y también lugares de recreación y esparcimiento, dejando de lado a aquellos pobladores que a causa de su menor poder adquisitivo deben localizarse en lugares en donde los suelos son más baratos debido a la lejanía a los servicios antes mencionados o a la cercanía a lugares que presentan riesgos para la población (como lo son los ríos, quebradas, relaves) y que por ende, presentan un valor del suelo mucho menor y accesible para ellos, generando crecimientos periféricos descontrolados y desproporcionados a nivel espacial y de servicios. Por otra parte el crecimiento excesivo de sectores residenciales pone en manifiesto el uso que actualmente le damos a los suelos más fértiles que tiene nuestro país. La pregunta de cómo nos hacemos cargo de esta pérdida en la que suelos que eran cultivados y trabajados ahora se encuentran cubiertos por cemento, y cómo nos afectará esto en el mediano y largo plazo es algo que tenemos que responder ahora y debemos tomar en cuenta para la planificación y proyección de cada comuna.
El ¿para dónde? y ¿para quién construimos? deben ser parte fundamental en las políticas habitacionales de cada una de las comunas y sus municipios. El poder disminuir las desigualdades territoriales a nivel del acceso y oportunidades deben ser las banderas de lucha de cada programa y proyecto que se realice a nivel local, y el poder ocupar de forma ordenada y menos invasiva el territorio deben ser indispensable para el desarrollo equilibrado y equitativo a través del tiempo.
