LEER BIEN ES UN ARTE (1ª PARTE)

LEER BIEN ES UN ARTE (1ª PARTE)

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Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo

“El que lee bien, bien aprende”, este conocido adagio popular nos invita a reflexionar: Qué es leer y qué es el arte de leer. Así, sería interesante preguntarnos: ¿Nos distraemos con otras cosas cuando leemos? ¿Olvidamos pronto lo que hemos leído? ¿Tardamos semanas en terminar de leer un libro? ¿Nos cuesta excesivamente descubrir lo esencial? ¿Nos esforzamos mucho para comprender su contenido? ¿Perdemos, con frecuencia, el hilo de lo leído?… en definitiva, realmente ¿Sabemos leer?.

Todos reconocemos que leer es una necesidad, pero muchos sabemos que además puede ser un placer. Saber leer es un arte que requiere un aprendizaje continuado. Y como todo arte, ofrece ciertas dificultades que, al principio, es necesacio que progresivamente vayamos venciendo, como nos ocurre con muchas otras actividades de la vida.

Saber leer es el resultado de un proceso educativo que nos capacita para: transformar un mensaje escrito en un mensaje sonoro, y además, entender el contenido del mensaje, y de otra parte ser capaz de juzgar y apreciar su valor estético, porque el aprendizaje de la lectura es inseparable de la formación del pensamiento y del desarrollo del espíritu.

Si buscamos el origen etimológico de la palabra “leer”, veremos que deriva del verbo “legere”, cuya significación es “coger”. Por tanto, el que lee viene a ser un captador de ideas, vivencias, saberes o enseñanzas.

Leer supone, a la vez, ver lo que está escrito, interpretar por medio de la lectura, descifrar los mensajes y comprender lo que está escondido tras los signos exteriores. Leer es una especie de descubrimiento, es al mismo tiempo imaginar y percibir. La lectura viene a ser un intercambio entre el lector, que interpreta las palabras y las frases, y el escritor, que las ha combinado con el propósito de exteriorizar sus pensamientos, sus ideas, con el fin de comunicarse con los demás. Este intercambio será posible en la medida en que el lector esté más o menos preparado para comprender los signos y mensajes que el escritor le presenta. Por esto, la lectura no sólo necesita enseñarse bien, sino ser muy bien aprendida. Y no queda ahí la cosa: hace falta, además, una vez aprendida, no olvidarla, no abandonarla, para lograr que arraigue en nosotros. Que vayamos creando hábitos o intereses lectivos, y así, progresivamente, estimularemos el gusto y el placer de leer, hasta que convirtamos la lectura en una necesidad.

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