Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
Leer bien constituye un arte, y sus secretos se van adquiriendo lenta y pacientemente a lo largo de nuestra vida lectora. Sabe leer aquel que sabe hacer de la lectura una operación eminentemente activa, el que es capaz de recrearse en el pensamiento de otra persona, el escritor, y que sabe escucharle.
Las personas que no leen, van perdiendo la ilusión y el interés por cultivarse. Podemos encontrarnos con personas (aunque hayan cursado estudios medios o universitarios, ostenten cargos importantes y gocen de buena posición social y económica) que viven, o más bien vegetan en un analfabetismo de retroceso, al no sentir el gusto por la lectura van perdiendo la inquietud científica, artística o intelectual.
Hay que recordar que leer es una actividad esencialmente creadora y que fomenta el desarrollo de nuestras facultades mentales de un mundo propio. Leer es entender lo que el autor quiere decir en su expresión escrita, es un silencioso coloquio del lector con el autor. Es recreación, tanto de la materia leída como del alma lectora.
Así la lectura recrea y nos recrea, porque la auténtica lectura comienza en el momento en que la presencia del texto como tal desaparece. Leer sólo con la vista sería, además de monótono, algo meramente mecánico, porque leer, presupone siempre descifrar y comprender, pero también imaginar.
La clave de la lectura reside en el deseo de comprender, asimilar y captar el pensamiento o las ideas de otros. Para ello debemos:
• Reflexionar sobre las ideas expresadas.
• Deducir ideas que nos pueden ser útiles.
No olvide que los fines de la lectura son: ilustrar, instruir, recrear, informar y documentar.
Los secretos del arte de leer nos sirven para aumentar la eficacia y el placer por leer. Algunos de ellos son:
– La atención y la concentración.
– La agilidad y la velocidad lectora, sin llegar al cansancio.
– La retención y el aprovechamiento del mensaje impreso.
– El desarrollo de la capacidad espontánea de analizar las ideas y de captar siempre lo más esencial.
La lectura efectiva y auténtica implica una actividad mental intensa al ser una ocupación muy activa. Por ello, sin duda es recomendable:
– Localizar las palabras claves y hallar el modo en el que el autor las usa..
– Señalar las frases y las oraciones más importantes y descubrir las proposiciones que encierran.
Es así como aprendemos a leer “críticamente”. Porque la lectura crítica no tiene nada que ver con le lectura mecánica, ni se reduce a la comprensión lectora, al análisis textual o al contrario. La lectura crítica es la suma de la comprensión y de la interpretación personal.