Por: Francisco Orrego, abogado, ex Subsecretario de Sebastian Piñera y precandidato a diputado por la Quinta Cordillera.
El acceso a una salud oportuna, de buena calidad y al alcance de todos, es un tema de dignidad para las personas y sus familias, pero enfermarse en Chile es una tragedia. Lo digo responsablemente y amparado en las cifras que dio a conocer el Ministerio de Salud, en las que conocimos el drama de cerca de 25 mil personas que murieron el año pasado esperando una atención hospitalaria en nuestro país.
En el detalle, son 22.459 los pacientes que esperaban una primera consulta con un especialista y 2.358 los que necesitaban una cirugía. Del total, 13 mil 58 de los fallecidos son hombres y, en cuanto al rango de edad, 18.423 son mayores de 65 años, constituyendo una nueva bofetada a los adultos mayores de Chile.
Tras estos fríos números hay personas y familias que vivieron día a día, con impotencia y desilusión, lo que significa padecer una enfermedad y enfrentar la dura realidad de no contar con un Estado capaz de dar respuesta a una necesidad tan básica como es el acceso a la salud.
Peor aún, un reciente informe de esa misma Secretaría de Estado muestra que a mayo de este año, hay casi dos millones de personas aguardando por una consulta a especialista, una cirugía o una enfermedad cubierta por el AUGE. Sin duda, un claro nuevo fracaso de este gobierno en una de las materias más sensibles e importantes para las personas.
Resulta indignante que mientras los chilenos se mueren esperando por una atención de salud, las autoridades tienen como casi exclusiva prioridad en esta materia la Ley de Aborto, demostrando de paso una total desconexión con las prioridades de los chilenos.
Sólo en Aconcagua hay más de 10 mil personas esperando por una intervención quirúrgica, situación que no sólo violenta el sentido común, sino que va generando una profunda herida en las familias que con desesperanza deben esperar meses y a veces años, por una atención médica oportuna y de calidad.
Por eso me indigna saber que 25 mil chilenos murieron el año pasado esperando atención médica en algún hospital del país ante la total indiferencia del Gobierno. Es más, me avergüenza saber que tenemos más chilenos en lista de espera para recibir una atención de salud que estudiantes universitarios. Pero más me indigna la indolencia de la Ministra de Salud, quien recientemente declaró la derrota del Gobierno en la reducción de las listas de espera.
La salud en Chile está gravemente enferma. Es hora de que el Estado y este mal gobierno, sean capaces de garantizar a las familias una salud donde el derecho más básico sea que la gente no muera esperando por una atención. Por ello, mejorar la gestión en la salud será una de mis principales prioridades como parlamentario. Junto a Sebastián Piñera trabajaremos sin descanso para que las personas y sus familias tengan una salud que les de tranquilidad y calidad de vida.