Por Ivonne Herrera, Jefa de Operación Social Territorial Hogar de Cristo Los Andes
Enorme frustración nos provoca la muerte por coronavirus en el hospital regional de una de nuestras acogidas de la Residencia Padre Hurtado de Los Andes. Rosita tenía 67, enfermedades de base -era diabética e hipertensa- y dependía absolutamente de nosotros, porque en todos los años que vivió en el Hogar de Cristo, nunca tuvo visitas de familias o de alguna persona significativa.
Ella fue una de los 19 adultos mayores de nuestra residencia que dieron positivo por coronavirus, luego que hace 5 días se les aplicara a todos los residentes el examen PCR, dado que había dos adultos mayores contagiados, que ya habían sido trasladados al hospital. Este sábado supimos que había ese número de positivos por coronavirus y 16 negativos. Rápidamente y en coordinación con el Servicio de Salud de Aconcagua, se derivó a los positivos a centros de salud de la región. Rosita fue una de las hospitalizadas y en la madrugada de este fatídico domingo 7 de junio, falleció en el hospital, lo que tiene a nuestro equipo devastado.
Desde el 16 de marzo, cuando instauramos el confinamiento preventivo obligatorio, hemos hecho y seguido al pie de la letra cada uno de los protocolos sanitarios. Frente a la primera sospecha de contagio, se dispuso cuarentena preventiva de todos los trabajadores del turno del programa y sanitización profunda de la residencia. Pero el lunes primero de junio se confirmaron dos casos positivos de adultos mayores. Sergio, de 91, es uno de ellos y ha evolucionado bien. Pero este virus es artero e invisible. Pese a nuestros denodados esfuerzos profesionales y humanos, se coló en nuestra residencia y contagió a 21 personas débiles y vulnerables, a las que no sólo cuidamos con ahínco, sino que conocemos y queremos.
Hoy, la mayoría de ellos se encuentran asintomáticos, aislados y guardando cuarentena en una residencia espejo de la caja Los Héroes en la comuna de Panquehue, gracias a una gestión de SENAMA. Están bien, lo mismo que los 12 adultos mayores que permanecen en nuestra residencia y que no presentan coronavirus.
Nuestra mayor dificultad ahora es contar con personal capacitado para el trabajo con adultos mayores con dependencia y la frustración de que, pese a haber hecho todo lo humanamente posible, hoy estamos llorando a Rosita y lamentando este brote, como hacen tantos en todo Chile.
