Guillermo Hurtado, consejero regional de Los Andes
«Todo hacía suponer que aquel viernes 13 de enero sería el inicio de un fin de semana de celebración
familiar: Efectivamente, con Claudia partimos a Santiago, yo tenía que realizarme una resonancia preventiva, examen que efectivamente me realicé. En ese momento estábamos acompañados de mi cuñada Patricia que al día siguiente celebraba su cumpleaños. Tipo 18:20 tuve algunas manifestaciones estomacales que le comenté a Patricia. En razón de ello me llevaron al centro de salud más cercano en ese momento. A los 10 minutos ya me tenían en un box, y el médico de turno me ausculta y me señala que lo mío era preocupante. De inmediato da la orden de realizarme scanner al abdomen. A las 2 horas ya tenían el diagnóstico y deciden dejarme internado».
Así derribe los primeros días de lo que hoy ya es una realidad: Guillermo Hurtado, el ex candidato a alcalde y actualmente consejero regional de Los Andes, tiene cáncer, reafirmando que «lo mío no es una larga y penosa enfermedad, es cáncer».
¿Cuál fue su reacción al enterarse de su enfermedad?
«El médico me pregunta si deseo que Claudia ingrese al box para conocer el diagnóstico, le señalé que me lo dijera directamente a mí. Pero en la práctica Claudia entró igual más allá de mi decisión (se ríe al recordarlo). De hecho ella ya lo sabía. Luego cuando el médico me dice que lo mío era cáncer al colón con un severo y grave compromiso del hígado, intenté poner cara de normalidad, de hombre valiente, pero hice el ridículo, me desarmé, ya que mi cara era de pánico: no me quería ir, le pedí a Díos y le lloré que no me dejara. Pensé en Claudia, mis niños, mis nietos, mi actividad de consejero regional que adoro, mis amigos y los familiares. Hay un momento en que te cuestionas: porqué a mí, que hice mal, en fin, es un momento de irracionalidad que lo vives en el silencio».
¿Cuánto tiempo internado?
«Un día, me dieron el alta el sábado a las 4 de la tarde, me quedé en Santiago, a las 6 de la tarde llegó Manuel Rivera con Cecilia a quienes quiero como hermanos. A esas alturas el hombre duro ya no era tal, más bien agotado, deprimido y muy asustado. Mis hijos, Matías, mis cuñados, desde temprano también llegaron, han sido un gran apoyo.
¿Después de lo que cuenta, ha venido el programa de su tratamiento?
«Yo no hice nada, no estaba en condiciones, todo lo hizo Claudia. Hasta hoy ha sido incansable en mi cuidado. Yo pesaba menos que “paquete de cabritas”, lo que ella me decía yo hacía, esa es la verdad».
¿Qué tan grave le han dicho los médicos que es su cáncer?
«En principio, los médicos me daban un par de semanas. En razón de ello me aplicaron un tratamiento de quimioterapia el doble de lo normal. Este tratamiento fue muy severo, de mucho sufrimiento para mi familia que me atendía y que veían que día a día bajaba y bajaba drásticamente de peso, que cambiaba el color de la piel y otros aspectos que no encuentro conveniente comentar. Luego de un mes de quimioterapia, fantásticamente los médicos lograron controlar el hígado. Luego de ello, me cambiaron las dosis de quimioterapia y de acuerdo a los exámenes los resultados son buenos. Luego de la sexta quimio que finalizará a mediados de abril, me harán un examen más profundo a objeto de validar la presencia o no de metástasis».
¿Cómo se proyecta ahora, considerando que usted es un hombre público por su condición de consejero regional por Los Andes?
«Hoy vivo el día a día, sin presionarme. En lo político, tenemos elecciones en noviembre. Ya tendré tiempo para pensar en ello, en mi partido tengo todo el apoyo, cuestión que valoro y agradezco. De momento mi médico me autorizó para ir a los Plenarios del Gobierno Regional. Yo no puedo quedarme en mi casa. No prometí, yo juré a Dios cumplir con mi labor y quiero regresar lo antes posible al Gobierno Regional. Inicialmente tal cual me indicó mi médico, debo ver si me resulta muy agotador o no».
¿Considerando su actual situación, tiene algo que agregar, consejero?
«El cariño que me ha demostrado la gente es de agradecerlo toda la vida, ha sido un apoyo permanente, en lo emocional, en lo espiritual. Me siento muy bendecido vivir tanta muestra de cariño sincero. A Dios un reconocimiento especial, le he aprendido a conocer, a gozar de su presencia. A mis amigos, que se han movido por ayudarme, moverme, incluido a quienes no conocía (en redes sociales) y que ahora son parte de mis amigos. Me sería tan complicado nombrarlos, pues estoy seguro que sería de enorme injusticia omitir a uno solo de ellos. Y tengo claro que cada uno de ellos sabe que los tendré por siempre en mi corazón».