En el siglo XVIII, el comercio trasandino se incrementó notablemente con las exportaciones chilenas de textiles, granos y vinos, sumados a la importación de artículos manufacturados importados desde Europa y ganado traído desde Argentina. La importancia comercial de la ruta hacia Uspallata hizo necesaria asegurar su utilización incluso en período invernal. Así, don Ambrosio O’Higgins, por entonces ingeniero delineador, emprende, en la segunda mitad del siglo XVIII, una profunda mejora de la ruta, construyendo una serie de ocho casas de refugio entre Juncal y Punta de Vaca, dándole al camino un ancho de cuatro varas (aproximadamente 3,5 m.). Así, la ruta de 65,5 leguas (275 km) entre Aconcagua y Mendoza se encontraba habilitada para el tránsito en toda época del año. Siguiendo la política de fundación de pueblos proyectada por la corona española, y en atención a “que por su situación hacen esperar prudentemente su adelantamiento, y que llegarán algún día a ser lugares de considerable población a favor del tráfico y comercio para que son oportunos”, el ahora Gobernador de Chile, don Ambrosio O’Higgins, procede a fundar la Villa Santa Rosa de Los Andes, en el lugar de las Piedras Paradas de la Hacienda de Santa Rosa, dependiente del partido de Aconcagua, el 31 de julio de 1791. Prontamente, la historia daría la razón al visionario Gobernador y así, solo a cinco años de su fundación, en el año 1796, se reportaba un tráfico de 10.000 cargas anuales, movimiento que incidía positivamente en el desarrollo de la Villa.
Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes
Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel