En 1687, la orden religiosa de los Dominicos decidió crear un hospicio o posada, con una capilla, al pie de la cordillera de los Andes, a fin de que atendiera a los religiosos que cruzaban el macizo andino hacia Uspallata, además de servir para evangelizar a la escasa población del Valle de Aconcagua. La orden utilizó para estos fines la Hacienda Santa Rosa, aledaña al cerro Piedras Paradas, al suroriente de Los Andes En corto tiempo, este emplazamiento cobra mayor importancia y así, en el capítulo de la orden celebrado en 1692, se decide elevarlo a categoría de convento.
Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes
Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel