LOS LÍMITES DE LA VIDA

LOS LÍMITES DE LA VIDA

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Por: Jorge Peña Lucero, Comunicador Popular

Cuando nos relacionamos con distintas personas vemos que la mayoría de ellas están viviendo su propio mundo, con lo aceptable y no aceptable, con el bien y el mal, sabiendo lo que es lo correcto y lo incorrecto, cada uno con sus propios límites. Límites de nuestra vida… los que nosotros consideramos aceptables y dan sentido a nuestra existencia, y nos volcamos e intentamos ser consecuente con ellos. Pero no resulta tan sencillo llevar a la acción ese principio.

A lo largo de nuestra vida podemos preguntarnos innumerables veces qué hemos hecho frente a alguna situación versus lo que deberíamos haber hecho, y nos preguntamos en varias ocasiones, y pensamos en voz alta si hemos de aprendido nuestros errores o no. Pero debemos pensar positivo, pensar que hemos obrado bien y sino cambiar, para tener mejores oportunidades, para crecer y ser mejores personas de la que hemos sido, y de esta forma poder entender el mayor sentido a la vida, para ir poniendo en práctica el conocimiento que hemos adquirido en esta gran universidad, la universidad de la vida.

En estos tiempos, en un mundo con mucha tecnología, un mundo instantáneo, donde los trabajos son muy distintos a los que teníamos nosotros, hoy todo se quiere y se tiene que hacer rápido, todos quieren poder para servirse de él, todos quieren “ganar”.

Y en esta lucha por ganar muchas veces los adultos mayores salimos perjudicados, sabemos que somos presa fácil para los que se aprovechan. Como cuando nos ofrecen una tarjeta en un retail y nos ponen un seguro sin preguntarnos, cuando un adulto mayor renueva o saca el carnet de conducir le dan un permiso por menos años, pero tiene que pagar el mismo valor que a los otros conductores que le dieron con más años, entre otras miles de situaciones.

Es por eso que ahora desde la vereda de un adulto mayor miro este tipo de situaciones y pienso en los límites de las personas y como están dispuestos a quebrarlos con tal de “ganar” y pienso también que frente a una sociedad que envejece rápidamente deberían existir instituciones que nos protejan, un ministerio del adulto mayor, algo que nos ayude a no estar vulnerables en un mundo con límites cada vez menos aceptables.

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